Con la mejor de las predisposiciones, con la voluntad de aferrarse al nunca es tarde, con pasión, con sentimiento, con confianza... Así se enfrentó Joserra Onandia a su “asignatura pendiente” una vez que alcanzó su jubilación. Ahora, a sus 76 años, este getxotarra aprende y vive en euskera. Ese era su reto y su ambición. Y esa incansable actitud le ha llevado a alzarse con el premio Argia Ereiten que entrega el Ayuntamiento a quienes apoyan, promocionan y difunden el uso de esta lengua. El próximo día 17, Joserra recogerá su galardón en una gala que se celebrará en Muxikebarri.A lo largo de la vida, este getxotarra ha hecho varios intentos para estudiar euskera, pero fue hace trece años, al jubilarse en su trabajo como contratista (Construcciones Onandia), cuando se lo tomó en serio porque era su primera afición. Ha pasado por los euskaltegis de AEK, Jose Antonio Agirre ta Lekube y el municipal, así como por el de Labayru, para aprender vizcaino. También, ha participado en barnetegis. “Tengo claro que el euskaltegi es el lugar apropiado para aprender euskera. Ahora quiero practicar conversación porque los jubilados no necesitamos títulos. A mí me gusta aprender, vivir y disfrutar con el euskera”, destaca el premiado.

Su mujer y cuatro hijos saben el idioma y son una ayuda en su proceso, aunque la primera, en ocasiones, le vacila con que “habla como los libros”, desvela, entre risas, Joserra. Siempre ha considerado a sus hijos como sus profesores y para comunicarse con sus ocho nietos lo hace en euskera. Además, participa en numerosas iniciativas de Egizu, Bizarra Lepoan, Albe... También se reúne con el grupo Itxarkantu, y siempre comenta a sus integrantes que para las personas mayores es muy importante empezar en el euskaltegi como medicina contra el Alzhéimer.

Por otro lado, este getxotarra lleva implicado en el proyecto Mintzanet casi desde el principio, es decir, desde hace cerca de diez años. Es otra oportunidad para practicar euskera y le ha permitido conversar on line con unas quince personas de diferentes partes del mundo. Desde hace cinco años, practica euskera vizcaino con Pedro Mari Sardui, pelotari de cesta punta afincado en Florida. Y cada semana habla con cuatro personas durante una hora. Por lo tanto, las nuevas tecnologías también ayudan a Joserra a profundizar en este idioma, como lo demuestra la elaboración con unos amigos de un programa sobre gramática y para aclarar dudas, a través de Skype. O sea que utiliza todo lo que tiene a mano para aprender. “Hablar y vivir en euskera es muy importante, el principal tesoro que tenemos en Euskal Herria”, proclama.