LAS chicas del ciclo de Peluquería y Estética cogieron sus manos, marcadas por las huellas de toda una vida, y les demostraron una parte de lo que están aprendiendo en estos momentos en los que la vida, para ellas, empieza a tomar una dirección. Un hecho, el de la unión de unas manos, que simboliza lo que persigue el programa intergeneracional del centro de día IMQ Igurco de Leioa y del Centro de Formación Profesional Básica de Leioa, de la Fundación Adsis.

El objetivo de esta iniciativa es que jóvenes y mayores realicen actividades conjuntas para un aprendizaje mutuo, para un intercambio de experiencias, para exprimir los beneficios de la colaboración entre dos sectores de la población que tanto pueden hacer el uno por el otro. Por eso, personas de este centro de día de Leioa -varios de ellos en sillas de ruedas- visitaron a los estudiantes de formación profesional, en el polígono Ibarrabarri, y conocieron las especialidades que allí se imparten. Así, en primer lugar los mayores asistieron a un taller de parafina para la hidratación de las manos, que guiaron las alumnas de la especialidad de Peluquería y Estética. También tuvieron la ocasión, posteriormente, de probar una degustación de platos preparados por los jóvenes del ciclo de Hostelería. Y también hubo tiempo para visitar a los que cursan Construcción y Carpintería, instantes que evocaron capítulos de su pasado a muchos de los abuelos, pues son muchos los que trabajaron con sus manos en la madera o el acero.

Las personas mayores acudieron acompañadas de varias profesionales de IMQ Igurco, y fueron recibidas por varios docentes del centro. De este modo, Gloria del Cura, orientadora laboral y responsable de prácticas en empresa del centro, les explicó que “son varios los objetivos” del proyecto intergeneracional que desarrollan ambas entidades. “Por un lado, deseamos sensibilizar a nuestros alumnos de primer curso y posibilitar el intercambio de experiencias de vida y objetivos comunes entre generaciones. También intentamos eliminar estereotipos, prejuicios e imágenes negativas entre jóvenes y personas mayores, fomentar la creación de espacios para compartir actividades y conocerse, y promover la participación social. Por último, tratamos de fortalecer los lazos de unión entre jóvenes y mayores para propiciar puntos de encuentro que den lugar a una relación fluida de reciprocidad”, aseguró.

Por su parte, Sonia Robles, trabajadora social de los centros de día de IMQ Igurco, destacó “la importancia de que las personas mayores participen activamente en la sociedad de las comunidades en las que viven. La realización de estas actividades intergeneracionales presenta para ellos múltiples beneficios, como la estimulación cognitiva, el afianzamiento de su sentimiento de utilidad para la sociedad actual, el trabajo de reminiscencia al recordar trabajos o situaciones pasadas de sus vidas y, por supuesto, una extraordinaria y motivante oportunidad de cultivar sus relaciones sociales, saltando las fronteras de la edad y, en muchas ocasiones, de la cultura”.