TODO empezó, prácticamente, con aquello de: “¡Espartanos! ¿Cuál es vuestro oficio?”, de la película 300 y desde entonces, los diferentes tipos de carreras de obstáculos comenzaron a surgir y a seducir a miles de piernas musculadas, de brazos con fuerza, de cabezas ágiles y, sobre todo, de mentes dispuestas a superar sus límites. Los últimos que han puesto en juego todo esto fueron las 2.400 personas que ayer participaron en el Desafío de Guerreros de Getxo. Una prueba que reunió en el Puerto Viejo, Arrigunaga y La Galea a valientes de diversos puntos de Euskadi, de provincias de alrededor y hasta de Portugal. Es un tipo de competición que requiere de mucho esfuerzo, pero, sobre todo, en ella sobresalen otros aspectos como el compañerismo y la diversión. “Me lo he pasado pipa”, ilustró el oriotarra Josu, un sentir muy extendido ayer entre los intrépidos guerreros.

Así que el Puerto Viejo, como punto de salida y de llegada, se convirtió en la base de operaciones de esta actividad, que no solo reunió a multitud de deportistas sino a espectadores que no pararon de dar sus ánimos a las mujeres y hombres que afrontaban el desafío. Muchos familiares mostraron todo su apoyo a los suyos y, como no podía ser de otra manera, les abrazaron con emoción y les felicitaron al cruzar la meta. En cada dorsal había una historia. “Siempre me ha gustado hacer ejercicio, pero a veces me resultaba aburrido; esto es muy diferente”, comentó la getxotarra Nora. “Mis amigos suelen participar en este tipo de carreras y me animaron a acompañarles”, reconocía el guipuzcoano Josu. “Empecé casi por casualidad, por probar, sin más, y al final me acabé enganchando”, admitió Asier, de Mungia. “Hay gente que corre con enfermedades y para ellos es una satisfacción”, aseguró, por otro lado, Inmaculada González Mellado, de la organización del Desafío de Guerreros, una cita que ya ha realizado paradas este año en Yátova (Valencia) y Bigues i Riells (Barcelona) y que, a partir de ahora, tiene como destinos la base militar El Goloso (Madrid) el 29 de septiembre, y la sierra de Almogía (Málaga) el 27 de octubre. Además, a nivel internacional, la prueba tiene ediciones en México, Colombia y Argentina. Y entre todos estos lugares, emergió ayer Getxo, después de que en 2018 fuera Gernika la cuna de guerreros en Euskadi. “La organización del Desafío de Guerreros quiere agradecer la colaboración del Ayuntamiento de Getxo y expresa su confianza en que el evento tenga una repercusión positiva en el denominado turismo deportivo en una ciudad ya per se muy vinculada al deporte que, de hecho, fue Mejor Ciudad Europea del Deporte en 2014”, señalaron los impulsores de este evento. Así que la genética deportiva de este municipio y sus localizaciones privilegiadas contribuyeron a ser elegida como una de las sedes de esta carrera de obstáculos que tuvo dos modalidades.

Dos opciones Por un lado, la de carácter más popular se disputó en un circuito de 6 kilómetros y con 22 obstáculos, y la otra, en uno de 12 kilómetros y con 29 dificultades a superar. La carrera se realizó por series de 150 personas entre las 10.15 horas y las 12.30. Antes de que los guerreros saltaran al combate, llevaban a cabo un divertido entrenamiento aeróbico que metía ya la adrenalina en el cuerpo. Luego, ya esperaban obstáculos, como The jungle, en el que había que escalar una montaña vertical y atravesar la jungla valiéndose solo de lianas, para finalmente escapar por una vertiginosa rampa; o Popeye killer, en el que había que recorrer 10 metros sin tocar el suelo con la fuerza de los brazos para después, introduciendo unos pequeños palos en orificios, avanzar también solo con los brazos y con mucho esfuerzo en una de las pruebas que más costaba y que más ánimos del público desató. Ruedas, redes, peldaños de madera... y, por su puesto, piernas corriendo fueron otros de los ingredientes de la competición más guerrera en Getxo.

“Me ha parecido fácil el circuito, lo más duro ha sido correr con el saco”, admitió Josu. “Lo más difícil ha sido coger las cuerdas sin guantes porque te quemabas”, sostenían, por otra parte, los miembros de un equipo formado por dos chicas y cinco chicos de Amorebieta, Durango y Bilbao. “Pero todo ha sido divertidísimo”, destacaron tras completar la carrera en 1 hora y 52 minutos. Asimismo, pusieron en valor otro factor de este Desafío de Guerreros. “El precio es bueno, es de las carreras más económicas. Además, si te apuntas el primer año, luego te van avisando de cuándo se va a celebrar la siguiente edición y te mantienen el precio”, explicaron. En este sentido, los que se apuntaron a esta cita en mayo o antes pagaron 49 euros para el circuito de 6 kilómetros y 54 euros para el de 12; mientras que los que se inscribieron ya en junio abonaron 52 y 57 euros, respectivamente.

Lo que todos los participantes enfatizaron es que el compañerismo es fundamental en estos casos. Y así se vio. Porque la generosidad asomó para ayudar a los que más les costaba escalar la larga rampa o para coger sobre los hombros a los que tenían más problemas para avanzar con la fuerza de los brazos... “En esta experiencia tienes diferentes emociones y vives momentos que te ponen a prueba para sobrepasar los obstáculos. Desafío de Guerreros es una representación simbólica de la vida, y todos los que pierden el miedo y sacan su mejor versión, sin duda, son unos guerreros”, animaron desde la organización.