Leioa - “¿Crees que a las tortugas y del?nes les afecta el envoltorio de chocolatina que tiramos al suelo?”. La pregunta la lanzarán a niños de 7 y 8 años Alberto Santolaria, Josu Cámara y Elur Arrieta y Vincent Zaragoza. Ellos son los portavoces del mar, con palabras y con percusión. Ellos son los que están detrás de la iniciativa Itsasoen deiadarra- La llamada de los mares, un espectáculo que mezcla teatro, música en directo, imágenes submarinas... y, sobre todo, mensaje: hay que potenciar el hábito del reciclaje como una de las posibles soluciones para la reducción del plástico en los océanos y para la mejora de la calidad de vida: la actual y la de las generaciones venideras. La actuación se podrá ver el próximo día 24 en Kultur Leioa (18.00 horas).

La llamada de los mares, ciertamente, es una alarma: para 2050 podría haber más plásticos en el agua que peces. Este grito de auxilio es el que escuchan los promotores de este proyecto cultural y educativo. “Un barco, que se mueve solo con música, viaja al futuro y ve que es verdad lo que dicen los científicos: que hay más plásticos que peces. Vuelve al Leioa de 2019 y entonces explica que para evitar eso hay que reciclar”, resume Alberto, doctor en Biología y que en esta función también se sube al escenario, junto al actor Josu Cámara, que además, ha elaborado el guión y que es un hombre indispensable en la escena vasca. En La llamada de los mares se convertirá en Julio Verne, un navegante incansable. Elur y Vincent, mientras, son los otros ayudantes de los océanos. Integran el dúo Perkusbika y en esta obra transmiten la fuerza del mensaje mediante marimbas. “Elur es el profesor de percusión de mi hija en el conservatorio de Leioa y en su momento le dije que solía hacer proyectos audiovisuales, que me interesaba meter música en ellos... Llegamos a colaborar en cosas y ahora, también en esta. Por otra parte, buscando formas para hacer espectáculo me encontré con Tarima (TRM), que es una empresa de Zamudio que hace el mantenimiento en Kultur Leioa, y gracias a un comercial suyo y a Kultur llegamos hasta Josu Cámara”, repasa Alberto.

De él, por lo tanto, parte esta cadena humanitaria y planetaria. De él y de su mujer, Mila Márquez, con la que hace años fundó Nakusarbe, una asociación para la divulgación de la ciencia y la cultura. Por eso, este doctor en Biología, que se dedica a la formación, lleva a cabo proyectos de índole audiovisual y otros como las aulas del mar en colegios. “El profesorado y los alumnos están concienciados con el reciclaje. El trabajo que se está haciendo desde hace más de 25 años, por lo menos en Euskadi, es excepcional y los niños llegan a casa bien educados en este sentido, pero a veces se ven maleducados por los padres y abuelos. Por eso, yo digo que el mar empieza en la cocina de tu casa; tus manos hacen la compra, tus manos abren los armarios, tus manos cocinan... Hay un problema de comodidad, hay que repensar, hace falta una sostenibilidad y una empatía hacia la naturaleza y el ser humano. Hay que dar un paso más: hacia la civilización empática y es necesario un espíritu colaborativo”, reflexiona Alberto.