getxo. La vela está dejando de ser un deporte al alcance de unos pocos en Getxo gracias a los cursos y programas veraniegos impulsados por el Ayuntamiento. Esta apertura se traduce en el curso de vela adaptado que se ha desarrollado esta semana en el muelle de Arriluze, en el que ha participado una docena de personas con discapacidad "como método para integrarse en la sociedad y en el mercado laboral", según fuentes de la Fundación Adecco.

Esta fundación ha contado con el apoyo de la empresa Sun Chemical, para llevar a cabo este curso adaptado de vela de 20 horas, que concluyó ayer. Desde el lunes, una docena de niños y jóvenes con discapacidad intelectual pertenecientes a la Fundación Síndrome de Down y a las Aulas de Tareas de los Institutos de Formación de Elorrieta y Otxarkoaga, han aprendido a navegar por el Abra. "Con esta iniciativa se pretende fomentar valores como el espíritu de lucha o el trabajo en equipo, que les permitan integrarse en el mercado laboral", destacan desde la fundación.

Esta es la segunda edición de este curso adaptado, que ha incluido charlas didácticas, salidas al Abra en grupos de cuatro personas, con un monitor, desmontaje de los barcos y exposición de las experiencias vividas en la ruta. La coordinadora de la fundación, Montse Izaguirre, asegura que "esta iniciativa muestra que se puede combinar la actividad deportiva con la social". A lo largo de cinco jornadas, niños y jóvenes con edades de entre 9 y 24 años, y que cuentan con una discapacidad intelectual, han aprendido las primeras nociones de navegación a vela.

"Todos han tenido la oportunidad de adquirir nociones teóricas sobre un barco velero, además de experimentar la sensación inigualable de navegar por el puerto deportivo y demostrar que el mar no tiene barreras", según la portavoz de Adecco, que resalta la labor de apoyo realizada esta semana por tres monitores especializados en vela y dos en actividades de ocio.

Con el curso se pretende dar a conocer la vela y que personas con discapacidad intelectual se aficionen a las actividades náutico-deportivas, cultivar diversas facetas de la personalidad, como la generosidad, la solidaridad o el compañerismo, y aportar a los participantes el amor por la naturaleza, un espíritu luchador y el trabajo en equipo, según el director de la Escuela de Vela de Getxo, José L. Otero. Alberto, de 17 años y vecino de Sopelana, se muestra satisfecho tras el cursillo. "Nunca había subido a un velero, pero no me importaría repetir", explicó a DEIA. "Cuando estaba al mando, me sentía importante. El capitán confiaba en mí", apostilló. El edil de Deportes, Álvaro González, indicó que "estas iniciativas favorecen la integración a través del deporte".