Las marchanteras de Durango endulzaron la infancia de muchos jóvenes de la villa durante años. Por ello, el Ayuntamiento homenajeará su figura, vendedoras ambulantes que se colocaban bajo el pórtico de la iglesia de Santa María, a través de un acto de reconocimiento que se celebrará el próximo día 18. En el acto en el que se descubrirá una obra de pintura de Boni Macarrón, que fue la última en levantar el puesto de golosinas del pórtico de Santa María en el que permaneció más de seis décadas.

La obra e instalará de forma continua en la ubicación habitual de la citada vendedora. “Debemos cohesionarnos como pueblo, y para ello debemos poner en valor a los símbolos y referencias que tenemos en Durango. Boni y las demás marchanteras eran un símbolo para muchas y muchos de nosotros, es por eso que queremos que sigan presentes en nuestro día a día, aunque sea a través de una pequeña obra de arte. Necesitamos crear un sentimiento de comunidad en Durango, y creemos que las marchanteras tienen un gran valor”, defendieron desde el Consistorio durangarra.

En la actualidad, el recuerdo de las marchanteras continúa presente en la memoria de numerosos durangarras. Y es que antes del bombardeo del 31 de marzo de 1937 por parte de la Aviación Legionaria italiana, la popular Boni siendo una niña ya acompañaba a su madre a vender caramelos en el pórtico de Santa María. Toda una vida endulzando los paladares de miles de personas que visitaron su histórico puesto. Tras tiempo organizando el merecido homenaje, el próximo día 18 se dará a conocer la obra que quedará instalada de manera permanente en el pórtico de Santa María.

Las hermanas de Boni, Mari, Martina y Tere, también le ayudaron y desempeñaron esta labor tan arraigada durante tanto tiempo en el municipio. Además, su hermana Martina también vendió dulces en el portal 19 de la calle Andra Mari durante cerca de cuarenta años. Conocida como la tienda de Camy, “fuimos los primeros en vender mantecados e esa marca, caramelos de malvavisco, palmeras de la pastelería Quinconces de Lekeitio o lauburus”, apuntó Joseba Martín, hijo de Martina y sobrino de Boni, Mari y Tere.

En el caso de la incansable Boni, que también fue pregonera en fiestas de Durango, acudía sobre las 10.00 horas al pórtico de Santa María y no se marchaba hasta las 20.00 horas a su casa. Todos los días del año atendiendo a una clientela de fieles generaciones que tras su fallecimiento hace más de una década vieron cómo quedaba huérfana la céntrica plaza de la villa. “Todavía hay mucha gente que nos dice que cuando pasan por Santa María se acuerdan de Boni y eso es muy bonito”, reconoció su sobrino.