Uno de los episodios más sobrecogedores de la guerra civil española (1936-1939) es el de los menores que se ven separados de sus familias y salen al extranjero: los denominados ‘los niños de la guerra’. Miles de ellos fueron acogidos en numerosas colonias, una serie de refugios concebidos para proteger a niños evacuados de las zonas de conflicto que estuvieron repartidos en varios países europeos.
Ahora, y bajo el título ‘Manuel de Ynchausti y la colonia Lurdes Euzko Aur-Etxea’, la Diputación Foral de Bizkaia ha publicado un libro que, a través de 196 páginas, “pretende preservar la memoria de un pasado traumático y sensibilizar a las nuevas generaciones sobre una realidad que sigue repitiéndose en el mundo”, explica su autor, el escritor e investigador de la localidad arratiana de Zeanuri, Jon Urutxurtu.
Por tanto, este estudio “no es sólo una mirada al pasado, también es una herramienta que trata de ayudar a mirar al futuro y reflexionar sobre nuestro papel como país de acogida”, añade. Y, además de analizar la propia colonia, el libro sirve para reivindicar las figuras de Manuel de Ynchausti —mecenas de la refugio y una persona muy poco conocida y reconocida—, de su esposa Ana Belén Larrauri y del personal que trabajó en estas dependencias al cuidado de los menores.
34 menores, 4 de Zeanuri
La investigación, que también ha contado también con el apoyo de la Diputación Foral de Gipuzkoa, del Instituto Gogora y de Gernika Gogoratuz, pone el foco en una refugio que acogió a 21 niñas y 13 niños de la guerra vascos con edades comprendidas entre los seis y trece años y que residieron allí entre 1937 y 1939. En cuanto a su procedencia, 11 eran guipuzcoanos (de las localidades de Amasa, Elgeta, Zumaia, Errenteria y Eibar) y los restantes 23 vizcainos (de Bilbao, Bermeo, Zaldibar, Muxika, Ondarroa y Zeanuri). Y de esta última localidad, de la que es natural el escritor Jon Urutxurtu, estuvieron residiendo en la colonia cuatro pequeños: “los hermanos Mikel, Elixabete y Arantza Goikoetxea y su primo Alexander Mendibil”, precisa.
Más concretamente, la publicación —ilustrada con un centenar de fotografías y documentos— realiza un estudio exhaustivo sobre la colonia Lurdes Euzko Aur-Etxea ubicada en la localidad labortana de Jatsu (País Vasco francés). Entre otras cosas, analiza diferentes cuestiones como su origen, financiación, su organización interna, el personal empleado... En líneas generales, se trataba de un refugio con carácter autónomo, pero que formaba parte del grupo de colonias infantiles dependientes del Gobierno Vasco, es decir, un colegio-internado que dentro del centro reunía servicios de alojamiento, alimentación, enseñanza, formación religiosa y asistencia sanitaria.
Pero, más allá de sus excelentes instalaciones, “hay que destacar su buena organización interna”, resalta Urutxurtu. Se regía por una programación “bastante minuciosa de los horarios y de las diversas actividades que se debían cumplir a lo largo del día y de todo un curso” y, además, disponía de un reglamento escrito redactado por el propio Manuel de Ynchausti tras el primer año de funcionamiento del refugio “y con la intención de darle una organización propia de una institución permanente”. En ese documento se detallan aspectos como la organización general, los cargos y las funciones del personal empleado en la colonia.
Otro elemento que se destaca en el libro y en la investigación es la educación impartida en la colonia que se caracterizaba por la presencia cotidiana del euskera y la cultura vasca.
Manuel de Ynchausti
Y hacer referencia a esta colonia es hablar de la obra personal de Manuel de Ynchausti (Manila el 19 de octubre de 1900), un vasco-filipino adinerado, modesto, solidario, católico, euskaltzale y demócrata que dedicó parte de su fortuna a crear y mantener Lurdes Euzko Aur- Etxea. Tenía 6 años cuando realizó la primera visita a Europa, y el año 1920 se asentó en España para realizar el servicio militar obligatorio y los estudios de Derecho en la Universidad Central de Madrid. El 26 de julio de 1926 se casó en Donostia-San Sebastián con la donostiarra Ana Belén Larrauri.
Durante los primeros años de matrimonio la vida de la joven pareja fue un continuo ir y venir entre Europa y las Islas Filipinas, hasta que en el año de 1933 la familia se establece en la capital guipuzcoana donde vivirán hasta que estalle la guerra civil. Otra fecha importante fue el 26 de julio de 1936, cuando un barco de la Marina de Estados Unidos evacuó de su localidad de residencia a Manuel de Ynchausti —que tambiuén era ciudadano americano— a su madre, a su esposa embarazada y a sus dos hijos de corta edad.
El libro se presenta este viernes en la Casa de Cultura de Zeanuri y se puede adquirir en la Biblioteca Foral de Bilbao y en bizkaia.eus/argitalpenak
Fija su residencia al otro lado de la muga, en Uztaritze e inmediatamente se pone a disposición del Gobierno de Euskadi. En la tragedia del exilio, durante casi dos años, en Jatsu, crea, financia y organiza la colonia Lurdes Euzko Aur-Etxea. También realizó aportaciones de dinero para otras colonias como la de Donibane Garazi (Saint-Jean-Pied-de-Port).
Por su parte, su mujer Ana Belén, criada en un entorno con fuertes raíces religiosas, colaboró con su marido en lo concerniente a la colonia de Jatsu. Consideraba a los niños de la colonia como “mis hijos. Y esos pequeños, alejados de sus verdaderas familias, la veían como una madre y esperaban sus visitas con ilusión y con los brazos abiertos.
El libro ‘Manuel de Ynchausti y la colonia Lurdes Euzko Aur-Etxea’ se presenta a las 19.00 horas de este viernes, 24 de octubre, en la Casa de Cultura de Zeanuri con la presencia de su autor.