El otro día, revisando noticias curiosas mientras preparaba unas presentaciones para un curso y unos casos de uso, me topé con algo que mezcla humor, tradición y tecnología de forma inesperada: en El Rasillo de Cameros (La Rioja), la voz de David Broncano fue clonada con inteligencia artificial para dar el pregón de las fiestas. Broncano no estaba allí, claro, pero la plaza entera escuchó un discurso lleno de chascarrillos, guiños locales y hasta comentarios futuristas… todo generado por IA.
El Ayuntamiento incluso puso carteles avisando: “Pregón realizado por IA” (¡como hace Meta en las publicaciones!) y otro con tono cómplice: “David, no nos denuncies”. Un gesto que arrancó risas, fotos y, sobre todo, conversación.
Innovar en lo más tradicional
En innovación siempre decimos que no hay sector intocable, que cualquier experiencia puede repensarse. Esto es justo eso: coger un formato tradicional —el pregón— y darle un giro tecnológico sin perder su esencia festiva. Aquí la IA no sustituyó al pregonero humano por frialdad, sino para sumar humor y notoriedad.
Y ojo, esto funciona porque conecta con la emoción local: el pueblo sigue siendo protagonista, solo que ahora tiene una historia única para contar… y para compartir en redes.
La otra cara de la moneda
Eso sí, desde el punto de vista profesional sé que no todo es tan inocente. La voz de una persona es un dato personal y su uso público sin permiso entra en terreno legal y ético delicado. Como profesionales del mundo del marketing e innovación, no podemos quedarnos solo con el “qué chulo”: también hay que pensar en el “cómo” y en el “hasta dónde”.
Un deepfake con humor en un pueblo puede generar simpatía, pero una campaña de marca que haga lo mismo sin consentimiento podría acabar en crisis de reputación… o en los tribunales.
Lo que me llevo para el trabajo diario
Este pregón es un recordatorio potente: la IA puede ser un ingrediente creativo brutal si se integra con sentido y respeto. En Euskadi, con nuestras fiestas, tradiciones y fuerte identidad cultural, tenemos un campo enorme para innovar así:
- No para sustituir lo que tenemos, sino para amplificarlo.
- No para impresionar por tecnología, sino para conectar mejor con las personas.
- No para olvidar la ética, sino para demostrar que creatividad y responsabilidad pueden ir de la mano.
Porque al final, lo que marca la diferencia en innovación aplicada al marketing no es la herramienta, sino la historia que consigues contar con ella. Y esta, desde luego, ya ha hecho historia en su pueblo.