Caminar lentamente. Paso a paso. Manteniendo el equilibrio, la estabilidad y la serenidad sobre una fina cinta plana tensada entre dos puntos de anclaje fijos. Y, si es posible, disfrutar desde las alturas del incomparable y mágico paisaje del parque natural de Gorbeia. Es lo que van a intentar, la próxima semana, una veintena de integrantes de a las tres asociaciones vascas que promueven e impulsan la práctica de slackline: Oreka Tolosa, Slakherria y Slackline Pays Basque.
Ya han estado en este bello paraje que comparten Bizkaia y Araba. El año pasado, en una cota situada a mil metros de altitud, entre Igiriñao y Zastegi, montaron y practicaron slackline sobre una línea de 520 de longitud que atravesaba terrenos de los términos municipales de Zeanuri y de Orozko. El reto al que se enfrentan ahora es mucho más ambicioso: lograr realizar una línea de 1.350 metros que cruzará toda la campa de Arraba (Zeanuri).
Récord estatal de distancia
De conseguirlo, sería el récord estatal de distancia en esta actividad deportiva. “En realidad, no es nuestro objetivo”, afirma Ibai Arsuaga, de Oreka Tolosa. “Nosotros vamos montando líneas en diferentes lugares. Siempre se empieza con distancias cortas y vas subiendo de dificultad porque tenemos material y nos motiva superar nuestros propios límites y desafíos”, explica.
Hasta el momento, el mejor registro realizado por estas agrupaciones tuvo lugar la pasada Semana de Pascua con una línea de 1.050 metros instalada en Hernio, conocido como el balcón guipuzcoano. “La lograron recorrer, sin caerse, dos personas”. Otros montajes de similar longitud han sido llevados a cabo por otras asociaciones de slackline en Valencia y Cataluña. “Así que la de Arraba superaría esa distancia en 300 metros. Si lo logramos, sería la más larga montada hasta el momento”, reconoce y confirma Ibai.
Primera dificultad, el montaje
Y esa es la primera de las dificultades: lograr instalar el sistema, que siempre es doble, con plenas garantías de seguridad y fiabilidad. La línea principal sobre la que deberán caminar irá enganchada con eslingas en árboles y hay que lograr conseguir mantener una tensión y una altura adecuada en todos sus puntos, es decir, a lo largo de esos 1.350 metros de distancia. “Creemos que las partes más bajas podrían estar a unos 60 metros de altitud. Para lo que queremos realizar es suficiente, pero hay que conseguirlo”.
"No nos marcamos como objetivo batir un récord. Pero si logramos montar y superar la línea de 1.350 metros, sería la de mayor longitud realizada en todo el estado"
Esa parte logística del reto se va a llevar a cabo este lunes, 7 de julio. De efectuarse con éxito, lo siguiente es lanzarse a la espectacular aventura de intentar superar caminando esa larga distancia. “Vamos a estar una semana, desde este lunes hasta el domingo”. Durante esas jornadas, integrantes de Oreka Tolosa, Slakherria y Slackline Pays Basque se podrán sus propios objetivos personales, en función de su nivel y su experiencia. “Unos querrán cruzar la línea entera sin caerse, otros superarla cayéndose las veces que sean necesarias y otros caminarán unos metros y se darán la vuelta”.
Y como en cualquier otra actividad deportiva que se haga al aire libre, la climatología puede condicionar su desarrollo. “Una lluvia fuerte no es lo más óptimo”, explica Ibai, pero el factor más determinante es el viento. “Las ráfagas fuertes nos tiran de la línea y si no sopla nada, también nos dificulta mucho mantener la estabilidad. Lo mejor es que haya viento flojo y constante”.
Dar visibilidad al slackline
Todo está programado, preparado y con los permisos pertinente para el gran desafío de montar y superar una ‘cuerda floja’ de 1.350 metros de longitud en las campas de Arraba de Gorbeia. Las expectativas son máximas y, quizá, también la expectación que puede generar el reto de Oreka Tolosa, Slakherria y Slackline Pays Basque.
Para los integrantes de estas tres agrupaciones, todo el que se acerque la próxima semana a Arraba a ver de cerca el espectáculo de equilibrio y superación será bienvenido. “Es una actividad aún minoritaria que en los últimos años está cogiendo mucha fuerza, pero que en Euskadi aún no está considerada un deporte”, lamenta Arsuaga. Han solicitado oficialmente a las instituciones que así sea “y nos lo han denegado”. Por ello, es importante “dar visibilidad a lo que hacemos para facilitar la obtención de permisos”.
Y la difusión de sus iniciativas, así como la presencia de público y de curiosos, son siempre puntos a favor. “Es muy positivo. Llama mucho la atención y la gente se acerca a nosotros con interés y con preguntas”.