Bizkaia va ganando la batalla a los incendios forestales. Cuando toda la preocupación se centra en los fuegos de nominados de sexta generación, capaces incluso de alterar la meteorología a su alrededor y generar nuevos focos, el territorio cerró 2024 con la incidencia más baja en 30 años. Fueron apenas seis, que calcinaron menos de 12 hectáreas; a modo de comparación, en 2023 ardieron 33.

La diputada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa, ha advertido de que esa mejora "no es casual. No es fruto de un año especialmente húmedo, ni de la suerte". Por el contrario, ha recordado que es el resultado de "una estrategia clara que pone el foco en la gestión forestal sostenible y en la prevención".

 La eliminación de matorral, las entresacas, las podas, la apertura de cortafuegos... Son acciones que, aunque no se ven a simple vista, "marca una diferencia enorme cuando llega el riesgo". 

Y es que el estado del monte es determinante para que un incendio se propague o no. "Un monte cuidado arde menos y si arde, el fuego avanza más despacio y se puede atacar con más eficacia", ha señalado. "Además, tener una red de pistas forestales en buen estado permite una intervención mucho más rápida".

En ese sentido, ha destacado la respuesta "ejemplar" del dispositivo foral. "La rápida intervención del Servicio de Montes, Basalan y bomberos de la Diputación ha evitado que estos fuegos fueran a más", ha reconocido su trabajo.

Fuegos en primavera

Tal y como viene siendo habitual, la mayor concentración de incendios tuvo lugar en los meses de primavera, especialmente en abril, cuando se produjeron tres de los seis siniestros registrados en todo el año. El resto se repartieron entre febrero (2 incendios) y noviembre (1).