No sabemos si la numen vasca por excelencia era montañera. Nuestro deporte es moderno y ella se pierde en el tiempo. Pienso que si se guarecía bajo Anboto algo tendría que ver con el alpinismo, aunque utilizara el vuelo para cambiar de zona.

Dice la leyenda que desde Urkiola, de un salto, acudía a la cueva de Supelegor, aquí, en Orozko, y en verano a la playa de Aritxatxu en Bermeo, de otro salto, allí es donde se le vieron los pies como de pato luciendo un precioso cabello rubio y largo.

Tengo un amigo al que envidio porque siempre está en lugares mágicos, poco conocidos, sin gente, con áurea de misterio, y cada vez que me envía fotografías de estos lugares la envidia hace mella en mí. Hace poco me mandó unas que publico hoy a las que titulé como La vulva de Mari de Anboto. Ahí vemos su guarida oficial. Pocos han llegado a ella. Está expuesta y es peligroso alcanzar el lugar. Iker Bermejo, de Lezama (Bizkaia), es un gran montañero y viajero, y fue a dormir a la morada de Mari para ver amanecer desde sus aposentos, siendo esa noche la del 17 de diciembre de 2024.

Ermita de san Roke en Arrazola. Iñaki G.U.

Dicen que muchos lugares del mundo, cuando sale el sol en este cambio solsticial, asemejan a figuras del sexo femenino. Iker asevera que antes de salir del saco de dormir, sentía algo cercano, como un akurruku de Mari, o acaso sería aquel ocaso de los dioses que Barandiaran lo llamó Kixmi. De ahí nos llegó el mito de Olentzero. Sin duda que responde a la alineación del sol en el solsticio de invierno.

Volviendo al informante, me contaba que la cueva de Mari, el solsticio y los primeros rallos de sol, van juntos en su historia. Tuvo buena temperatura, hizo cima en Anboto (primera cumbre vasca donde se instaló un buzón, 1915, CDB), de noche, hacía viento. Ascendió por la cara norte con acumulación de nieve y pisó algunas placas de hielo. Llegó a Gerriko koba a las 23.55 h y entró en la cueva a las 00.05 h, teniendo una temperatura dentro de 15º C y amaneciendo a las 8.40 horas.

El 21 de diciembre es el solsticio de invierno y una semana antes y otra después se alinea el sol entrando en el interior de la casa de Mari, como podéis ver. La boca de la cueva asemeja a una vagina y su interior a un útero.

La cueva de Mari en Anboto

La cueva de Mari en Anboto Iker Bermejo

Lo mejor que he leído acerca de este fenómeno es un artículo del astrónomo e investigador de EHU/UPV, Jorge Hernández Bernal, publicado en la revista Astola ikerketa eta historia (Durangaldeko urtekaria 14.zk 2020) que tituló El sol mira a Arrazola. Es un estudio que realizó durante tres años en el que demuestra cómo el sol se alinea con las cuevas llamadas ojo de Bentanetan y ojo de Azkilar, situada ésta un poco más abajo que la morada de Mari. Desde el lugar hasta el fondo del valle hay 800 metros de desnivel. Y ahí encontramos la ermita de san Roke, a la vera del camino del antiguo ferrocarril minero, hoy día tan transitado por paseantes. El templo es del XVII y el autor tiene dudas si se construyó intencionadamente para que entren los rayos del sol en su interior. Un trabajo extraordinario que nos cuenta cómo el 21 de diciembre el sol alcanza su posición máxima hacia el Sur, aparece muy bajo en el cielo y los días son mucho más cortos.

Juan Manuel Etxebarria Ayesta fue profesor mío en el Seminario de Derio. El día de Nochebuena del año pasado le mandé un mensaje a este erudito que es etnolingüista, etnógrafo, discípulo de Jose Miguel Barandiaran y catedrático de euskera. Le decía que mi hija Udiarraga tenía que hacer un trabajo sobre Mari para el instituto y que me diera algo de información, más de la que ya tenía, quería ascender más y llegar a una cumbre de más entidad para que luciera el trabajo su trabajo.

Cresta de Anboto antes de llegar a la cima Iñaki G.U.

Me mandó el enlace de su gran obra titulada; Gorbeia inguruko etno-ipuin eta esundak (Labayru Ikastegia 1995), pasado a euskera batua con el título: Bizkai aldeko ipuin eta esaundak (Ibaizabal, 1995). Al final del libro hay un índice y aparecen numeradas las citas sobre Mari Anbotokoa o Anbotoko Señorea, y así se puede encontrar fácilmente datos de ella dentro del libro. Le aconsejó que se fijara en el informante 25 (Simón Goyoaga) que cuenta los mejores mitos y leyendas de Supelegor, Itzina, en el pueblo de mi hija.

En mi primer libro publicado en 1997, Paseos por Orozko Ibillaldiak, en compañía de quien fuera cura de Urigoiti, Pedromari Ojanguren, citamos 52 leyendas de o sobre el pueblo más al sur de Bizkaia y, entre ellas, unas cuántas de Mari en su periodo vacacional en Gorbeia. Siempre he pensado que es montañera.