Mayoritariamente mujeres componen el voluntariado de Cáritas Balmaseda, que recogió el testigo solidario de la marcha de las mujeres de ayer, enmarcada en los actos del 8-M. El rojo fue el color elegido este año para las camisetas conmemorativas. Lo recaudado por su venta –al menos 1.500 unidades, calculaban ayer–, a tres euros cada una, se destinará a los proyectos que desarrolla la entidad.
Gracias a la implicación desinteresada de alrededor de veinte personas, Cáritas Balmaseda mantiene en activo cuatro iniciativas “en las que promovemos valores como la igualdad, la diversidad y el bienestar trabajando con los colectivos más vulnerables de la sociedad”. Se referían a mayores, inmigrantes, personas en riesgo de exclusión y la infancia. Así, llevan a cabo un servicio de acompañamiento en residencias y domicilios, reciben y acogen “a quienes se acercan por primera vez y también se les ofrecen talleres de castellano” para facilitar la adaptación a su nueva casa. Por último, el proyecto Kumea –galardonado con el Hemendik Saria en 2023– se dirige a niños y niñas. “Afortunadamente, cada vez más hombres participan” en las acciones de ayuda, “como debe ser también en la sociedad, que todos nos unamos en favor de un mundo mejor y más igualitario”, destacó la portavoz en la plaza de San Severino, salida y meta de la marcha.
En esta edición, el circuito se adentró en Tenerías y Arbiz, donde se pudo ver cómo crece parte del bosque repoblado tras el devastador incendio del 23 de octubre de 2022. Más o menos a mitad del trayecto, se hizo un alto en el camino para disfrutar de la txalaparta. “Un instrumento primitivo utilizado en Euskal Herria para comunicarse entre montes y valles. Quién mejor que las mujeres para encarnar esa unión entre naturaleza y el ser humano. Sanaban, ayudaban a traer vidas al mundo... Por desgracia, empezaron a temerlas por su poder, así que las acusaron de brujería”, narró Jorge Gómez Balenziaga, de Alboan Servicios Turísticos. Hoy “luchamos con más fuerza que nunca contra los que no respetan, maltratan y siguen matando: necesitamos brujas”. Es decir, “mujeres sabias, valientes, luchadoras, gracias a las cuales se conseguirá la igualdad”, deseó, antes de ceder el testigo entre aplausos a los bertsos que interpretó la joven Paola.