¿Qué incidencia tendrá la reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas y la subida del SMI?
La subida del SMI en Bizkaia no tendrá incidencia porque las tablas salariales están por encima. Estamos tratando de llegar a un acuerdo para renovar el convenio provincial, lo que supondría un incremento importante de las retribuciones de los trabajadores. Hay establecimientos que de motu proprio ya lo han implantado. En cuanto a la reducción de horas, estamos en contra. Se está decidiendo sobre algo que pactan las partes en la negociación colectiva y tiene muchas aristas. Si aplico con una reducción de horas y un incremento de salarios, lo que va a suponer no es más contratación de personas, sino una reducción de tiempos de servicio.
¿Cómo está la implantación de TicketBAI en la hostelería?
TicketBAI ha entrado de manera obligatoria para las sociedades mercantiles desde este 1 de enero, pero para las personas físicas o sociedades civiles entra a partir del 1 de julio. Hay gente que ya había entrado y otros que se están adaptando. Creo que no está habiendo grandes problemas. Ha supuesto una inversión de software en muchos casos.
¿Siguen dándose situaciones en las que los clientes hacen reservas y luego no se presentan a comer?
Siempre digo que la hostelería se va adaptando a los gustos de los clientes y a los disgustos que dan. Hace uno o dos años comenzaron estas prácticas de reservar dos, tres o cuatro sitios para decidir a última hora a cuál ir, lo que generaba un perjuicio importante para los hosteleros. Los establecimientos han intentado protegerse: algunos piden una señal, otros determinados datos… de forma que se garanticen que la reserva se va a llevar a efecto. La hostelería no es insensible. No estamos hablando de gente que se pone enferma y por eso no acude, sino de reservas que deliberadamente no se cumplen y generan un perjuicio.
“Veremos que se establecen restaurantes pensando en espectáculos, en los que no solo se vaya a comer. El tardeo tiene potencial”
La hostelería se adapta a los gustos del cliente... y no hay duda de que lo que se lleva es el tardeo.
El tardeo tiene un componente demográfico clarísimo. En estos momentos el grueso de la población está en una franja de edad con elevado poder adquisitivo, porque lleva tiempo trabajando, y cuyo hábitat natural no es la noche. Veremos que se establecen restaurantes pensando en espectáculos, en los que no solo se vaya a comer. El cliente, cada vez más, busca experiencias como música, monólogos… más allá de la oferta gastronómica. El tardeo ha llegado y tiene mucho potencial.
Cada día es más difícil encontrar un menú por menos de 20 euros en el Casco Viejo. ¿Es justificable subir el precio en zonas en las que hay más turismo?
Cada día es más difícil encontrar cosas al precio que las encontrábamos hace dos años, pero no solo en la hostelería, también en el supermercado. Los precios de hostelería han subido pero no se ha repercutido el 100% del incremento de precios que hemos tenido en los últimos años. Materias primas como el aceite, la energía… han tenido unos incrementos exponenciales. Si a alguien le cuesta subir 10 céntimos el precio del café es al hostelero. Y decírselo al cliente cuyo nombre conoce. Cuando estás en directo con el cliente de a diario subir el precio es mucho más complicado, lo que hace que el hostelero sea mucho más reticente a subir los importes.
¿Cuáles son las principales proclamas que tienen a día de hoy los hosteleros?
Hay dos temas que preocupan mucho a la hostelería relacionados con el personal. Por una parte, hay un gran problema de absentismo en las empresas. El gobierno tiene que intervenir. Nosotros desde la negociación colectiva hemos intentando hablar con la parte sindical para buscar soluciones, pero no se quiere entrar. Nadie dice nada de una persona que está enferma y lo justifica, pero hay situaciones de abusos que se dan. Y parece que solo los empresarios abusan, también hay trabajadores que abusan y es algo a lo que no se quiere poner coto.
¿Y en segundo lugar?
La gestión del personal es otro problema importante. Tampoco es algo exclusivo de la hostelería. Todos los sectores tienen necesidad de mano de obra. Pero la hostelería, sin tener que pedir perdón por lo que es, tiene dos situaciones que complican esa búsqueda: requiere trabajar los fines de semana y los festivos y tiene jornadas partidas.