“El nombre del padre o la madre o si es influencer es indiferente. Lo que es importante es el interés del menor”, dice el psicólogo forense Javier Urra, en referencia a la investigación abierta para aclarar las causas de las “lesiones apreciadas en la bebé” de Anabel Pantoja. Un caso que ha salido a la luz, pero hay muchos más.

¿Cuándo se deriva un caso de lesiones en un bebé a un juez?

Cuando las lesiones son sintomáticas de una conducta ejercida por alguien que las produce y no son por un hecho puntual o accidental.

¿Con qué tipo de lesiones se activa el protocolo de posible maltrato?

Yo soy psicólogo forense, doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, y he visto desde una madre que ha puesto una plancha más de un minuto quemando la espalda de un bebé a un cráneo con agujas clavadas. Ahí hay una voluntad, una maldad, y hay que retirarle la patria potestad en ese mismo minuto. Si vas a pediatría o urgencias de un hospital, te contarán que esto no es una cosa tan sorpresiva. Este caso ha saltado porque el apellido de la madre es conocido y estaba todo el mundo con el foco puesto en una bebé, que ha estado mucho tiempo hospitalizada en una unidad intensiva. Esto que nadie lo olvide.

Muchos se preguntarán qué ocurre si a uno se le cae un bebé sin querer.

La gente dice: ¿Y si se te cae de la cuna? ¿A quién no se le ha caído un niño? Es una desgracia, pero eso no produce ese tipo de lesión.

¿Se refiere a las lesiones causadas por el síndrome del zarandeo, del que tanto se ha hablado estos días?

El síndrome del zarandeo se produce porque el cuello de un bebé no es rígido y si lo zarandeas, el encéfalo golpea la parte delantera y trasera del cráneo. Por tanto, las imágenes ulteriores son muy significativas de zarandeo. ¿Ha habido este síndrome en este caso? Yo no lo sé.

Se está investigando a los padres. ¿Cómo valora estos hechos?

“He visto desde una madre que ha puesto una plancha en la espalda a un bebé a un cráneo con agujas clavadas”

Yo creo que las cosas se han hecho perfectas. Llegan a un hospital dos días después de que se produce, según dicen los padres, el problema en la bebé. Hay que explicar por qué van a un hospital privado y dos días después a uno público. Los médicos ven algo que les llama la atención y lo transmiten a la justicia. Se nombra a un médico forense, que ve a la bebé y eleva otro informe. Ese informe, que no se ha dado a conocer, le llega al juez, que ya tiene dos informes y toma una determinación.

La niña permanece con sus padres.

Si se entiende que no hay riesgo para la bebé devolviéndola a los padres, y especialmente a la madre en una etapa de la vida donde el apego es esencial, se le devuelve, pero eso no quiere decir que el caso esté acabado. Se escucha a los padres y se contrasta si la información que dan es homogénea y aún queda, si se puede, conseguir otras pruebas para, al final, llegar a una conclusión.

¿Qué es lo que podría ocurrir?

Si se concluye que puede seguir con sus padres y que no ha habido maltrato, lo que hay que decirle a la ciudadanía es que no haga un juicio de valor y no empiece a decir que cuando el río suena, agua lleva. Si no se ha demostrado, lo dejamos ahí. Y si se demuestra, habrá una sentencia y tendrá una repercusión importante en relación a la niña y los padres.

Sea por ser la madre un personaje público o por estar implicada una recién nacida, lo cierto es que la noticia ha causado mucho impacto.

“Los bebés y niños de corta edad difícilmente van a manifestar que son víctimas de maltrato, pero lo son”

Ha supuesto algo muy positivo porque parece que esto es un hecho puntual y pasa todos los días. Otra cosa es que se conozca menos porque los que defendemos a los niños no permitimos que salgan las imágenes, las realidades, y la gente duda de que exista. Las mujeres maltratadas lo transmiten y la ciudadanía sabe que tenemos un problemón. Los bebés y niños de corta edad difícilmente van a manifestar que son víctimas de maltrato, pero lo son. Hay padres que, cuando el niño llora mucho, le ponen la almohada para callarle unos minutos y, cuando se dan cuenta, es irreversible.

Dice que “hay mucho más maltrato a los niños que a las mujeres”.

No lo dudes, entre otras cosas porque el maltrato a las mujeres lo ejercen los hombres y el maltrato a los niños lo ejercen a veces los hombres y muchas veces las mujeres.

¿Y suelen ser personas aparentemente ‘normales’, que no tienen adicciones ni trastornos graves?

Claro. ¿No has oído decir: “No consigo dormir, se hace caca, luego tiene un vómito, yo mañana tengo que ir a trabajar, llevo dos noches así... Lo estrellaría contra la pared”? Vygotsky nos enseñó que pensamiento y lenguaje van de la mano. No diga usted nunca: “Lo estrellaría”. No lo piense. Claro que un niño es a veces muy incómodo. ¿Eso quiere decir que hay una voluntad de maltratar? No. Hay padres que no quieren a sus hijos, que anteponen la droga o tienen un gran trastorno mental, un síndrome de Munchausen, pero luego está esa otra realidad de gente que quiere a su hijo, pero un día en un momento determinado, en un nerviosismo o una rabieta lo zarandea o golpea y a veces lleva a la muerte o genera lesiones cerebrales irreversibles. ¿Qué ha pasado en este caso? No sé. Dejemos que el juez trabaje. Si dice que ha habido maltrato, no lo dudes. Si dice que no lo ha habido, es porque cree que no lo ha habido o no lo puede demostrar. Pero repito, la bebé ha estado mucho tiempo hospitalizada.

¿Conoce algún caso en Euskadi?

“Bastante tragedia es que dejen a un niño en un balcón, se precipite y se mate. Eso no computa como maltrato”

Tú te vas mañana al Hospital de Cruces y preguntas a los intensivistas y pediatras de urgencias y te dirán: “Pásate aquí unas noches y te vas a encontrar con algún caso”. Lo que pasa es que hay padres que ni los llevan al hospital. Claro que se da. ¿Cuántos niños están protegidos por la comunidad autónoma y por qué? Unos padres están enfermos, otros dejan en situación de riesgo o desamparo a los hijos, otros han ido a prisión o son drogodependientes... Son miles y a otros se les han retirado porque se han determinado malos tratos.

¿Se da, en general, una buena detección del posible maltrato por parte de los profesionales sanitarios?

Los médicos están muy sensibilizados. Un niño de tres años tiene un problema grave con la cabeza del húmero. Los médicos dicen: “¿Tiene osteoporosis? No”. Tiran hacia atrás y ven que su hermano mayor tuvo un problema grave de fémur. “Qué raro” e informan al juez porque los niños se caen y no tienen la rotura ósea de un señor de 82 años.

¿Qué sucedería en caso de que se produzca una lesión grave por una imprudencia o un accidente?

Eso no se computa como maltrato. Bastante tragedia es que unos padres dejen a un niño de siete años en un balcón con un taburete, se suba, se precipite y se mate. Bastante culpabilidad en el duelo van a tener. Eso es no haber anticipado el riesgo de un niño, que cuando ve un enchufe va a meter los dedos, pero eso es un accidente. Los padres deben de evitar en lo posible los accidentes, pero no ha habido una intencionalidad. Cuando se habla de un maltrato o un síndrome del zarandeo es que alguien, con una voluntariedad, ha ejercido un hecho con unas lesiones severas. ¿Sabe las consecuencias de ello? A lo mejor no. Posiblemente con esta noticia la ciudadanía ahora sí lo sepa.