“Monte o pico conocido también desde 1826 como Ilso Egüen, Ylso Recaguren y más habitualmente hasta la actualidad como pico Ilso en referencia al ilso o mojón “compartido por Gordexola, Güeñes y Zalla”. Habitan su vertiente norte “topónimos antiguos aparentemente vinculados, como Güegüen y el arroyo Recagüren, que nace junto a su misma cumbre y desemboca en el río Cadagua entre Aranguren y Güeñes”. Un enclave que representa “la cúspide de la ladera de Zalla llamada desde hace siglos Monte Hermoso, bastión de los valles de Salcedo y Gordexola”. Por otro lado, bebe de la mitología vasca. Y es que “según Aita Barandiaran, vendría a significar luz celeste o del sol y todos conocemos ese enclave precisamente por librarse de las abundantes nieblas del valle”. Además, “cuenta la leyenda que una lamia habita su cima en la cara de Gordexola” lo que reviste de aún más misterio y enigma “este querido monte sagrado”. Así reza la acepción de Egüen recogida por la asociación cultural homónima de Zalla, que, en su segunda revista anual, compila 377 palabras tradicionalmente ligadas al municipio. Por algo adoptaron ese nombre...
Cual “espina dorsal”, la cuenca del Cadagua ha dibujado “una vía de comunicación que flanqueaba el camino y discurría por el pueblo”, expone Txaro Lanzagorta, integrante de la agrupación Egüen. “Cantidad de molinos de mano hallados en el castro de Bolunburu con toda probabilidad para el intercambio a tierras lejanas, el trigo que circulaba por la calzada romana desde Herrera de Pisuerga para ser embarcado en Castro Urdiales durante la romanización, la ruta procedente del Valle de Mena por la que carros cargados con variedad de productos, como lana castellana, transitaban hacia la aduana de Bizkaia localizada en Balmaseda y en etapas posteriores, el tren de La Robla o la Papelera de Aranguren” han enriquecido una zona con carácter de “frontera” .
En Zalla confluyen las influencias de tres corrientes: “astur-leonesa, que penetra por el occidente al abrigo de la Cordillera Cantábrica, que desemboca en Otxaran; euskaldun, que se extiende por el valle de Salcedo, y la castellana, que entra en Balmaseda llegando al mar Cantábrico con las antiguas calzadas”.
Costumbres y vocabulario que han calado en la población, como ilustra esta anécdota. Dos décadas atrás, “la andereño de mi hija notó que, al igual que otras compañeras, incorporaba vocablos que escapaban a su control, por lo que pidió a la clase que preguntaran en casa por palabras encartadas y trajesen cinco cada una”, rememora Koldo Díez de Mena, otro de los artífices de la publicación, sobre el germen de este denominado lexicón. La lista de veinte que prepararon en casa resultó premiada.
Al margen del apodo de brujos estandarte de los zalameras, “quizás de las más propias sean majuelo (vivero de plantas) o salcilato (medicamento o preparado elaborado a partir de hierbas curativas que designa la sustancia del sauce de propiedades medicinales de cuyo tronco se obtiene el componente de la aspirina” utilizado por las curanderas durante siglos. Otra asociación local, Zarikete Zarigune Kultur Elkartea plantea, que su abundancia en el entorno de la ermita de San Pedro podría explicar su reputación contra el mal de ojo desde tiempos inmemoriales.
Gordexola, Güeñes y Zalla comparten “casi en exclusiva gallestín o arestín (hojas de pino) o las ibarras”. Es decir, áreas ubicadas junto al Cadagua que se inundan con cada desbordamiento del río, evidenciando que las obras de defensa contra crecidas acometidas hace cinco años en Mimetiz y ahora en Aranguren tratan de solucionar un problema reiterado a lo largo de distintas épocas.
A este respecto, de la misma forma que Ibarra, permanecen en toponimia “Somo (barrio alto), Brena (área intermedia entre el valle y las cumbres de montaña, que da nombre a un área recreativa), o Basoaga (lugar de abundante vegetación), Aretxaga (lugar de robles), mientras que otras aunque con menos frecuencia todavía se usan”. Es el caso, por ejemplo, “de llosa (huerto), borto (madroño), derroñada (corrimiento de tierra)...”. Zarandear un árbol para que caiga la fruta se dice jorritar en Karrantza y jumpiar en Zalla; en Balmaseda se escucha con frecuencia para describir el movimiento de las putxeras.
Fuentes
- Investigaciones previas Desde Egüen agradecen trabajos precedentes de alumnado de Zalla BHI, Jesús y Txomin Etxebarria Mirones, La Gordejuela de Antaño (Kastañabakotxa Taldea), Toponimia de Zalla (G. Bañales y M. Gorrotxategi), todos “guía e inspiración” para recopilar “muchas palabras”.
Cuaderno
- Segundo Publicado con periodicidad anual. El cuaderno sobre el lexicón de Zalla es el segundo editado por la asociación Egüen, después del que se sumergió en mitos y leyendas de sus montes.