Su mente no deja de imaginar escenarios, personajes y, en definitiva, viajes literarios en forma de relatos que atrapan al lector. El escritor berangoztarra Iñaki Bernaola (Bilbao, 1952) vuelve a la carga con una nueva novela inspirada en uno de los monumentos más destacados de Berango: el Palacio Icaza. En su nueva obra, titulada El Palacio de Sotomayor (Atlantis Ediciones), Bernaola aborda acontecimientos de la historia española de la primera mitad del siglo pasado, desde la situación generada tras la pérdida de las últimas colonias en 1898 hasta la Guerra Civil y el maquis asturiano.

Todo ello a través de un personaje que le resulta muy familiar, un joven maestro de escuela, oficio que desempeñó durante mucho tiempo hasta su jubilación hace ocho años. En la novela, el personaje del maestro aterriza en un pequeño pueblo asturiano que descubre la existencia de un soberbio palacio de principios del siglo XX en medio de una antigua finca nobiliaria, situada a poca distancia del pueblo. “Me inspiré en el Palacio Icaza, un monumento que me produjo un gran atractivo cuando llegué”, expone. Intrigado por el histórico edificio, intentará descubrir los misterios que le rodean. Para ello, deberá hacer frente a dificultades de todo tipo, desde relatos tergiversados al interés de varias personas por no desenterrar un pasado vergonzoso, mientras que también hará “un esfuerzo para comprender el enfoque mágico, plagado de elementos propios de la mitología asturiana, con el que algunos habitantes del pueblo interpretan hechos reales del pasado”, detalla.

Al mismo tiempo, explora la ciencia ficción con La Tripulación (Bunker Books), que aborda el futuro de la Tierra como planeta habitable. “Tiene sus días contados, por culpa de lo mal que los seres humanos la han tratado durante milenios. La única solución que es la posibilidad de habitar otros planetas, así que se organiza una expedición en la cual a un condenado a muerte se le ofrece la posibilidad de viajar a un planeta alejado que, se supone, podría ser habitable, en un viaje lleno de riesgos e incertidumbres”, adelanta. La trama se enreda a medida que el lector va a avanzando y descubriendo la expedición interplanetaria. “Se le ofrece el señuelo de ir acompañado por cuatro androides con apariencia de mujeres atractivas que tripularán la nave y le acompañarán en su estancia, pero al final ni la elección del pasajero ni la de la tripulación serán las más adecuadas...”, prosigue.

“Las novelas de ciencia ficción, o al menos muchas de ellas, nos ofrecen un reflejo de las características, de las virtudes y de los males de las sociedades que conocemos, trasladados al contexto de un hipotético mundo futuro. A lo mejor es así porque la mayoría de los autores pensamos que, por mucho tiempo que pase, la humanidad seguirá perseverando en sus errores: Un desprecio por la naturaleza que, al fin y al cabo, es la que nos garantiza que podamos vivir en este planeta. Y lo mismo en una forma de relacionarnos entre nosotros, plagada de prepotencia, de machismo, de intransigencia y de hipocresía. Pero mientras no seamos capaces de llevar a cabo un cambio radical en nuestra forma de pensar o de actuar, la humanidad no será feliz ni en la Tierra ni en ninguna otra parte”, explica.

Licenciado en Historia, Iñaki Bernaola ha compaginado la docencia con la escritura. Ha publicado varias novelas, tanto en euskera en las décadas de los 80 y 90 como en castellano, a partir de 2015, con la trilogía Verde y Negro: El Célibe, Plegaria por un niño olvidado o La leona que quiso ser gacela (Ediciones Alfeizar). También ha publicado relatos cortos y artículos de prensa, y es el autor de un blog titulado Memorias de un Músico Mediocre, relato autobiográfico a través de la música, otra de sus grandes aficiones, y de una serie de recuerdos musicales.