“Cuando mi madre estaba embarazada de mí, me ponían Mozart en la tripa y no sé si será por eso o no, pero...”. Quizás, entonces, esos fueron los provocados primeros compases de la sinfonía que acompaña ahora a Janire de Paz Rivas en su veinteañera vida. Quizás, entonces, esos puntos suspensivos derivaron en las notas que sonaron primero aquí, en Leioa, y que hoy por hoy, vibran desde La Haya, en Países Bajos, donde estudia un máster de música clásica y antigua, tras finalizar su carrera. En el escenario, lo suyo es la trompa. Ese es el instrumento que coge con su grupo, Coloquio 6, un sexteto de viento, para volar en el tiempo hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX. Curiosamente, ahora están trabajando en su versión de La flauta mágica, de Mozart.

“A aita y ama siempre les ha gustado mucho la música y por eso me metieron al conservatorio de Leioa con 7 años. Mi primer recuerdo de pensar que me quería dedicar a la música es de cuando me cogieron para mi primera orquesta con 11 años. Ahí dije: Lo mío va a ser tocar la trompa. Luego, el sueño se va ajustando a la realidad, pero desde los 11 años siempre ha sido mi meta”, recapitula Janire. Y va encaminada, en efecto, a esas latitudes esta joven de 24 años convencida y en armonía con el dictado de sus entrañas. “En el conservatorio de Leioa, en el primer año, cada semana venía a clase un profe diferente con un instrumento para que pudieras probarlo. ¡Los probamos todos! Y yo llegué a casa y dije: Yo quiero la trompa. A lo largo de todo el año pasaron por mi cabeza un montón de instrumentos en realidad, pero cuando escuché la trompa... El clarinete y el saxofón me gustaban mucho. Pero no: trompa, trompa”, recuerda con entusiasmo la joven ensalzando esa especie de cuerno melódico, desconocido para tantos oídos y para tantas miradas, alejado de los soplidos más típicos de viento.

Fue la trompa la que marcó su ritmo formativo profesional. “Tú buscas que tu profesor de instrumento sea alguien bueno, alguien en el que puedas confiar, alguien que represente algo importante, que te guste cómo toca... Yo estuve estudiando en el Real Conservatorio de Música de Madrid, pero después de un año allí vi que no era lo que yo quería... Prefería algo distinto. La Janire que con 11 años decidió que se iba a dedicar a la música no sentía lo mismo que yo sentía estudiando en ese conservatorio. Me puse a buscar y con ayuda de amigos, compañeros... di con La Haya y este es mi sexto año aquí. Estoy muy feliz. Costó un poco, pero acerté”, desvela esta leioaztarra.

Música con Antigüedad

En esta ciudad holandesa, por lo tanto, se cultiva, madura, disfruta y siente. “Es un país muy diferente a Euskadi. Hace un tiempo horrible: muchísimo viento, muchísima lluvia... ¡Y así diez meses al año!”, suspira. “La gente marca distancias, que también dicen de los vascos que somos fríos, pero aquí hay muy poco contacto físico. Se suele comentar que hay que darse siete abrazos al día, pero vamos, aquí les da algo. Cuesta, a no ser que hayas hecho una cosa muy bien”, bromea Janire. Así que entre el ruido de vendavales y chaparrones, su paz son los sonidos del pasado. “Hago música clásica y antigua y me estoy especializando en antigua. Y eso que me metí casi de rebote”, admite. “Me da fatiga hincar e hincar los codos, me parece aburridísimo, y cuando estaba en primero y me pedían una optativa, veía que eran todas de estudiar mucho y me fui a una que era práctica: la especialización de música antigua. Acabé ahí de chiripa. Luego, quedé con el profesor, le conocí, era una eminencia y sobre todo en trompa, así que poco a poco él me fue descubriendo todo esto y así es como he terminado queriendo tanto la música antigua y sintiéndome tan representada”, transmite Janire con sentidas palabras.

Janire, a la derecha del todo, con sus compañeros del grupo Coloquio 6. Cedida

La música de esa época es la que unió también a su grupo: Coloquio 6, integrado por la propia Janire y Pablo Traine (trompas); Carolina Guiducci y Sergio Sánchez (clarinetes), y Francisco Javier Sánchez y William Gough (fagotes). El sexteto da al play para retroceder con harmoniemusik, un género popularizado a finales del XVIII y principios del XIX, cuando los nobles tenían a intérpretes a su disposición. Cuando la música era diversión. “Había grupos residentes con ellos en los palacios y castillos. Y cuando querían escuchar música, les mandaban a ellos tocar”, precisa Janire. Aquello que sonaba es lo que hoy difunden. Aquello que significaba ese estilo festivo es lo que hoy quieren transmitir. “Lo que intentamos hacer es recuperar esta práctica de alguna manera y llevar esta música a la gente”, añade esta leioaztarra. La melodía, al encuentro del oyente. Las canciones, sin las paredes de un auditorio. “Ahora estamos preparando La flauta mágica para llevarla a espacios abiertos, a jardines, a sitios que no son siempre un escenario, para acercarla al público de otra manera, de una forma que antes era más usual. Así intercambiamos con el territorio al que vamos algo. Luego la gente nos comenta lo que les ha parecido, es algo más relajado”, expresa Janire. Su manera de interpretar y de entender la música antigua ha llevado a Coloquio 6 a conseguir un segundo premio en el Festival Internacional de Música Antigua de Londres (Lifem), en el concurso de Jóvenes Ensembles. Con más de medio siglo de historia, este es uno de los eventos más destacados de música antigua. “Estamos muy contentos. No es fácil para un grupo de viento, porque estamos más acostumbrados a escuchar un cuarteto de cuerda, así que estamos muy orgullosos de haber llegado tan lejos”, reconoce Janire.

Y a esos más de 1.300 kilómetros de distancia de Leioa, en La Haya, seguirá “unos años” esta trompista. “Mi futuro más cercano va a estar aquí”, apunta al visualizar su sueño y ajustarlo, de momento, muy poco a la realidad. “Es cierto que la música es una profesión que puede ser inestable económicamente y más la música de cámara, antigua, que es algo abstracto. Pero yo voy a intentar dedicarme a ello”, enfatiza. A “la trompa, la trompa”, como dijo aquella niña en el conservatorio leioaztarra.

El apunte

  • Su vocación. Janire entró al conservatorio de Leioa con 7 años y enseguida supo que quería dedicarse a la música. Estudió su carrera en La Haya y ahora cursa allí un máster.
  • Su grupo. Coloquio 6 está integrado por la propia Janire y Pablo Traine (trompas); Carolina Guiducci y Sergio Sánchez (clarinetes), y Francisco Javier Sánchez y William Gough (fagotes). El mes pasado, el sexteto recibió un segundo premio en un prestigioso festival de música antigua celebrado en Londres.