Portugalete se convirtió en la jornada de ayer en epicentro de la cultura de los gigantes con motivo de la celebración de la segunda edición del Erraldoi Eguna, una cita que llenó de actividad, espectáculo y gente el paseo de La Canilla de la villa jarrillera. La principal actividad de la jornada tuvo lugar a partir de las 12.00 horas junto a la antigua estación de tren, punto que se convirtió en el escenario ideal para que los seis gigantes de Portugalete movidos por integrantes de la compañía Zubira, así como los gigantes barakaldarras de Ibarra-Kaldu y los santutxuarras de Maiurek. Durante poco menos de una hora ofrecieron espectáculo y del bueno antes las cientos de personas que asistieron a esta actuación. “Estamos muy contentos con la acogida que ha tenido el Erraldoi Eguna. Hemos visto muchas familias, muchos niños y eso es lo que buscamos, generar un ambiente familiar y en el que la cultura sea protagonista”, afirmó Txipi, uno de los integrantes de la compañía Zubira, grupo encargado de organizar el Erraldoi Eguna.
Lo cierto es que mirando al público que estaba gozando de esta muestra de gigantes, uno podía ver a niños disfrutando boquiabiertos del espectáculo y, también a adultos que miraban con admiración lo que ocurría en pleno corazón de la villa jarrillera. En esta cita tan importante para Zubira, la compañía contó con la colaboración de Maiurek y de Ibarra-Kaldu, una formación con la que Zubira mantiene lazos muy estrechos. “Zubira tiene la suerte de contar con mucha gente en la comparsa. En ese aspecto son unos privilegiados porque muchas comparsas suelen tener problemas para sacar todos los gigantes en las kalejiras. Ojalá puedan mantener el gran apoyo con el que cuentan a día de hoy. Estamos viendo crecer este proyecto y es algo muy bonito”, señaló Edu Molinos, miembro de Ibarra-Kaldu. Él es una de las personas que desde hace un par de años asesora, guía y enseña trucos relacionados con el baile de gigantes a los integrantes de Zubira.
Pero el Erraldoi Eguna fue mucho más que las actuaciones que se celebraron junto a la antigua estación de tren portugaluja. Los más txikis contaron con diversos talleres de creación de chapas y elaboración de dibujos entre otros, unas actividades que estuvieron de bote en bote durante toda la mañana. A medida que avanzaba la matinal, la cola para que los más txikis pudiesen jugar y saltar en los hinchables que se instalaron para la ocasión eran más y más largas. Los niños y niñas esperaban para poder brincar y gozar durante unos minutos de una experiencia que discurriría en paralelo a la celebración del Erraldoi Eguna, una cita que parece estar consolidándose en Portugalete.
Los niños y niñas fueron los principales destinatarios de todo el espectáculo que se pudo vivir ayer en esta fiesta, pero los más txikis también fueron una importante fuente de actividad. El arrasatearra Oier Torres es un auténtico apasionado de los gigantes y a sus diez años cuenta con una colección de casi 300 gigantes en miniatura que se pudo disfrutar ayer en Portugalete. “Todo empezó hace seis años cuando le regalamos dos gigantes en miniatura y a día de hoy cuenta ya con casi 300”, explicó Roberto, aita de Oier. Su colección no hace más que crecer y gracias al boca-oído, en Zubira se enteraron de su existencia y la compañía portugaluja no dudó en invitar a Oier para que expusiese esta colección en la que se pueden ver miniaturas de gigantes de todo Euskal Herria, Aragón, Catalunya, Madrid y hasta de Bélgica. Así, a lo largo de la mañana se pudo ver al pequeño Oier tanto al cuidado de su exposición, como disfrutando de las actividades organizadas en el marco del Erraldoi Eguna. “Me encantan los gigantes y me gusta mucho mi colección. Me cuesta mucho elegir qué gigantes son los que más me gustan y a los que más cariño tengo de mi colección”, señaló Oier. Mientras padre e hijo atendían a DEIA, muchas personas echaban un vistazo a esta colección que tiene toda la pinta de seguir creciendo en el futuro y que ayer pudieron conocer con todo lujo de detalles en Portugalete.
El Erraldoi Eguna ha llegado a la villa jarrillera para quedarse porque la pasión por los gigantes en la localidad ha resurgido gracias al empeño de Zubira. Esta pasión era, nunca mejor dicho, un gigante dormido, pero ya ha despertado y a Portugalete sólo le queda impulsarla y disfrutarla como hizo ayer.