Casi 1.850 vizcainos reciben las alertas de clima adverso que envía Euskalmet
Desde la tragedia en Valencia se ha triplicado la petición de envíos de este servicio a la carta con tres niveles de gravedad
Un total de 1.849 vizcainos reciben por email en sus buzones electrónicos las alertas de color amarillo, naranja y rojo que emite la Agencia Vasca de Meteorología, Euskalmet, en caso de que el clima adverso lo haga necesario.
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Un número de interesados que en la última semana se ha incrementado después de las consecuencias de la devastadora dana que azotó Valencia y su entorno. En concreto se ha triplicado las peticiones de alta, 19 la semana pasada y 10 hasta el día de ayer jueves, sobre la media habitual de cinco peticiones semanales, según indicaron fuentes de Euskalmet.
Una prueba más de que los graves hechos ocurrido en el Levante ha calado profundamente y que la cultura de las alarmas meteorológicas es cada vez más palpable.
José Antonio Aranda, director de la agencia vasca, entiende por ello este aluvión de inscritos para estar informados sobre los peligros que pueden generar tormentas, lluvias intensas o fuertes vientos entre otros fenómenos meteorológicos. Son tres los niveles de gravedad. El primero y más leve es el amarillo “en el que simplemente avisamos, hay normalidad pero hay que tener cuidado”, describe el experto. El naranja se activa cuando “¡eh! cuidado esta ya es una situación que tiene su peligrosidad y que incluso la vida puede estar en juego, tenlo en cuenta”, especifica Aranda.
Además de alertar, el email también da recomendaciones a la ciudadanía y las instituciones locales. El tercer nivel es ya “una alarma, no es una alerta, es una alarma –concreta– y es de color rojo”. Se viene una situación crítica “en la que puede haber prohibiciones de acceso a lugares o de uso de vehículos, algo que afecta a las libertades de las personas por lo que intentamos que se active cuando realmente es necesario, en el menor tiempo de horas posibles y muy focalizada geográficamente hablando”, destaca el director de la agencia.
El nivel rojo se ha lanzado en pocas ocasiones “la mayoría por fuertes vientos y por mala mar” concreta. Es más, desde el año 2012 que arrancó este sistema de alarmas, “nunca se ha activado por fuertes lluvias o inundaciones”, recuerda Aranda.
El sistema de avisos es totalmente personalizable. Se puede elegir sobre qué tipo de elemento climático quiere ser avisado y la zona geográfica de Bizkaia donde se va a presentar. Se divide en siete comarcas: Arratia-Nerbioi, la metrópoli de Bilbao, Durangaldea, Enkartarri, Gernika-Bermeo, Markina-Ondarroa y Plen-tzia-Mungia y cada suscriptor puede elegir en función de su interés una solo, varias o todas. Bilbao y su área de influencia es la que más requerimientos tiene, 1.169 suscriptores, seguida de la zona costera de Plentzia y Bermeo con sus áreas internas, con 492 y 432 suscriptores.
El sistema de avisos emite dos diarios, uno a las 10.00 horas y otro a las 18.00, siempre y cuando se den condiciones para ello y también remite un correo cuando se acaba el fenómeno adverso. “Todo esto salvo en situaciones extremas que se pueden lanzar las alarmas en cada momento”, indica Aranda.
Cada aviso naranja y rojo está coordinado con la dirección de Atención de Emergencia del Gobierno vasco “no solo desde un punto de vista meteorológico, también de atender las emergencias que puedan surgir”, comenta el responsable de Euskalmet.
¿Y cómo se elige el color de los avisos, la gravedad del fenómeno? “No solo se tiene en cuenta los umbrales meteorológicos, que es lo que hacen la mayoría de agencias, sino por los impactos esperables, es decir, que impacto va a tener en la sociedad la predicción que hacemos”, explica.
Además de este sistema de alertas preventivas vía email, que se puede visualizar en cualquier dispositivo electrónico, la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología de Euskadi y la mesa de crisis generada tiene también la capacidad de mandar, a través de SOS Deiak, alertas masivas a los móviles como las que efectuó la Generalitat de Valencia a través del sistema EsAlert.
Su activación se efectúa vía Madrid con las compañías telefónicas que son las que registran qué móviles hay activos en la zona de riesgo y envían a todo ellos la alarma roja.
Lo acontecido en Valencia ha sido un aldabonazo evidente para todos los responsables de emergencia. “Las lecciones aprendidas son muy importantes” indica Aranda “y lo hacemos también cuando tenemos situaciones propias para ver que es mejorable”. Y en ello están trabajando ya por orden directa del consejero de Seguridad, Bingen Zupiria. “Nos ha dicho a ver qué podemos aprender y hay algunas cosas que son mejorables, claramente”, reconoce.
Su análisis, suponiendo que lo ocurrido en Valencia llega a caer en Bizkaia es que “no hay dinero en Euskadi para que, si llueve lo que ha llovido allí, no iba a ocurrir nada, íbamos a tener muchísimos problemas, seguro, pero entonces lo importante es evitar muertes”. Concreta que “los cauces naturales no valen para albergar toda el agua caída, un sitio que siempre ha estado seco se convierte en un río. En Valencia se han superado valores de precipitación de toda la historia de toda la red de mediciones”.
Pedro y el lobo
Sobre si tanto Euskalmet como otras agencias de meteorología lanzan demasiadas alarmas, lo que puede provocar que no se les haga demasiado caso recordando la fábula del Pedro y el lobo, Aranda considera que “es uno de los temas en el que más cuidado tenemos, si enviamos un aviso de un color muy alto tiene que haber algo serio porque sino puede pasar lo de la fábula, sí”.
Especifica que este situación no ocurre cuando se envía la notificación más baja, la amarilla. “Estos son simplemente un aviso que la gente tiene que tomarlo como normalidad, que simplemente te avisamos de una posible situación de riesgo”, considera. Y pone varios ejemplos a modo didáctico: “Si eres un trabajador que esta cortando pinos en los montes y es un día que hace viento, está tu vida en juego con lo que ¡cuídate! O eres una operario que está trabajando extendiendo sal en la carretera tiene que saber que va a venir nieve. Simplemente, les avisamos, punto, sin más”.
Especifica que no sería lógico quitar todos los avisos amarillos y solamente enviar los naranjas y los rojos “porque estos últimos son poquísimos, apenas si tenemos un 10% de naranjas, y las alarmas rojas son la excepción”. Cree que todos los avisos, del color que sean, se toman como una alerta y los amarillos no lo son, “son simplemente avisos”, apostilla. Achaca a un desconocimiento general de este tipo de avisos esa sensación de demasiadas alarmas y recuerda cómo las poblaciones donde tienen fenómenos atmosféricos extremos sí hacen caso a las autoridades y conocen los diferentes niveles de avisos.
Recordando las evacuaciones de más de dos millones de personas en la costa oeste del estado de Florida hace un mes como consecuencia de la llegada del huracán Milton de categoría 5 tras los avisos de la Agencia de Gestión de Emergencias (FEMA) del Gobierno estadounidense, Aranda esperaba que “no se den aquí nunca fenómenos así, ni alarmas de ese tipo”. Y para finalizar se preguntaba: “¿Te imaginas sacar a toda la población de Euskadi fuera de Euskadi?”.