El cementerio de Vistalegre, en Derio, es el gran camposanto de Bilbao. Organizada por Bilbao Zerbitzuak, el Forum Panasef programa una visita guiada al camposanto para la tarde del 17 de octubre. Será una buena experiencia. El cementerio de Bilbao se cuenta entre los atractivos del territorio. Es visitable todo el año y dispone de audioguías. Acoge regularmente visitas nocturnas teatralizadas y es escenario de conciertos y recitales de poesía.
El Cementerio de Bilbao fue inaugurado en 1902, aunque el proyecto comenzó a gestarse quince años antes. Esa época fue la de la pujanza del Bilbao industrial, naviero, ferroviario y financiero. Este hecho originó una planificación grandiosa, un muestrario de botánico interesante por sí mismo y la intervención de los mejores arquitectos y escultores disponibles en aquel momento: arquitectos como Manuel María de Smith e Ibarra, Ricardo Bastida, Juan Daniel Fullaondo Errazu, Enrique Epalza y Chafreau o Severino de Achúcarro entre otros. Escultores como Federico Sáenz Venturini, Nemesio Mogrobejo, Higinio Basterra, Quintín de Torre, Manolo-Manuel Basterra, Joaquín Lucarini o Ricardo Iñurria. Han construido edificios que albergan museos o sus esculturas de muestran dentro.
Sin embargo, en Vistalegre, sus obras componen un conjunto monumental al aire libre, impactante y visitable. Merecen especial atención y están señalados en las guías, el panteón de Doña Casilda de Iturrizar, la capilla Chávarri, la capilla Ybarra o la Galería, entre otras muchas construcciones. Vistalegre, el cementerio de Bilbao, se encuentra en el municipio de Derio, a pocas paradas de la línea 3 del Metro desde el centro de la villa. El apeadero se ubica frente a la puerta principal de acceso del camposanto. Además, al menos una línea de Bizkaibus para muy cerca. El trayecto no supera los 20 minutos.
Un cementerio bajo el Guggenheim
Por supuesto, no queda ni rastro de él. Pero, hasta finales del siglo XVIII, el cementerio para dar el último adiós a los británicos ocupaba el solar donde hoy se levanta el Museo Guggenheim. Después fue campo de fútbol, ubicación fabril y más cosas. La relación comercial de Bilbao con el Reino Unido desde el siglo XVI condujo al establecimiento de súbditos británicos en la Villa. El flujo de navíos bajo el pabellón de Su Graciosa Majestad por la ría también fue frecuente. Una cosa y otra originaron fallecimientos de protestantes en tierra de católicos. Las sepulturas no podían realizarse en camposantos papistas. La solución fue habilitar un camposanto en la margen izquierda de la ría, en el paraje conocido entonces como Los Siete Árboles allá por 1750. Posteriormente, por las cosas del balón, sería conocido como La campa de los ingleses. Nada ver con los enterramientos, los primeros futbolistas que se reunían allí también eran, casualmente, ingleses.
En ese cementerio fueron inhumados los británicos fallecidos desde la segunda mitad del siglo XVIII. En 1929 fue clausurado y se habilitó en el municipio de Loiu el actual cementerio inglés. Este contempla diversas zonas, con sus respectivas capillas, para ampliar su utilización a difuntos católicos de la comunidad británica, así como a personas no católicas de otras nacionalidades. Además, acoge una parcela para el enterramiento de caídos de la Commonwealth y aliados de la II Guerra Mundial. Muchos estuvieron sepultados en otros cementerios del norte de la península: Pero ya que el mantenimiento de todos ellos no resultaba fácil, se trasladaron a Loiu. El cementerio puede visitarse libremente cuando está abierto, normalmente los domingos.
Mallona, el viejo camposanto neoclásico
Pasadas las guerras napoleónicas y tras una epidemia de tifus, el ayuntamiento de Bilbao compró terrenos en el paraje conocido como Mallona, al sur de lo que actualmente es el Parque Etxebarria, junto a las calzadas que bajan a la Plaza de Unamuno. Encargaron los planos del nuevo cementerio al arquitecto guipuzcoano Juan Bautista de Belaunzarán, quien optó por el más puro neoclasicismo. De aquella obra, concluida en 1830, solo queda la portada, que constaba de un gran arco de ingreso flanqueada por dos columnas dóricas a cada lado y unidas por un entablamento superior, rematado por una cruz a cuyos lados figuraban dos urnas funerarias. Sobre la puerta, este texto: “Aquí acaba el placer de los injustos y comienza la gloria de los justos”. En 1902 realizaron las últimas inhumaciones debido a la inauguración del cementerio de Vista Alegre de Derio. El cementerio de Mallona fue clausurado en 1927.