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La residencia municipal de Getxo prueba una terapia asistida con la perra ‘Luna’

Los participantes han mejorado sus relaciones sociales y capacidades cognitivas

La residencia municipal de Getxo prueba una terapia asistida con la perra ‘Luna’GETXOKO UDALA

Luna estaba encima de la mesa ayudando a sus nuevos amigos: con el cálculo, con los ejercicios de memoria... Ahí, panza arriba recibiendo, además, mucho cariño. Ella, feliz. Luego, todos la cepillaban con mucho mimo. Luna es la perra protagonista de la terapia asistida que la residencia municipal de Getxo, Sagrado Corazón, ha puesto en práctica este verano, dentro de una experiencia piloto. Los resultados han sido muy positivos. “No ha sido una actividad de entretenimiento sino de terapia”, enfatiza la concejala responsable de la residencia, Keltse Eiguren.

Como reconoce, en efecto, el Ayuntamiento, la prueba desarrollada con la perra “ha supuesto una serie de beneficios para los residentes que han participado en la experiencia”. Entre los beneficios, “que fueron aumentando con el paso del tiempo”, hubo mejoras en “las relaciones sociales, ya que algunos de los participantes aprendieron a relacionarse entre ellos a través de la mediación del animal”. Por otra parte, este tratamiento “fomentó la estimulación sensorial, la fuerza y la psicomotricidad, a través de los ejercicios que realizaron con la perra, por ejemplo, el cepillado que efectuaban al final de la sesión para despedirse”. También sirvió para reforzar sus capacidades cognitivas, como la memoria, el cálculo... “suponiendo un reto y un aliciente la llegada del día de la sesión”. Otra de las consecuencias de la terapia ha sido que algunos residentes se hayan animado a participar en otras actividades de la residencia.

En concreto, la terapia se ha llevado a cabo con 20 usuarios divididos en dos grupos en un patio interior, con una sesión semanal de una hora para cada uno. Uno de los equipos ha estado formado por personas con deterioro cognitivo severo y otro con leve. Los participantes fueron elegidos por el equipo multidisciplinar de la residencia, atendiendo a criterios técnicos, siempre con su consentimiento o el de sus familias, con el objetivo de conseguir mejoras en su calidad de vida. Se dio el caso de que algunos habían tenido perro y les permitió recrear el mundo de interacción que ya habían vivido. “Estamos muy contentas con el resultado de esta experiencia. No ha sido una actividad de entretenimiento, sino de terapia, que no ha sustituido ningún programa o actividad de la residencia; ha sido un complemento a los proyectos existentes de atención psicosocial y de fisioterapia, que nos ha permitido trabajar muchos aspectos y que ha supuesto beneficios”, puntualiza Eiguren.

Un modelo de atención centrado en la persona

Para el Consistorio getxotarra, esta prueba ha sido un paso más dentro del modelo de atención a mayores centrado en la persona. Una fórmula que la residencia ha implantado y que busca adaptar los cuidados a las necesidades y deseos de cada usuario. De hecho, fue la primera de Bizkaia en 2022 que configuró las unidades convivenciales. Así, creó cuatro pequeños hogares que acogen 70 plazas conveniadas con la Diputación Foral. “Nuestro objetivo es favorecer la autonomía de las personas, promover sus capacidades, a la vez que garantizar el respeto a su dignidad, derechos e historia de vida”, apuntó entonces la alcaldesa, Amaia Agirre.

Los datos

  • Resultados positivos. Los participantes en la experiencia mejoraron sus relaciones sociales porque, a través de la perra, ampliaron el contacto entre ellos. Los ejercicios fomentaron la estimulación sensorial, fuerza y psicomotricidad. También reforzaron sus capacidades cognitivas, como la memoria, el cálculo…
  • Terapia, no entretenimiento. “No ha sido una actividad de entretenimiento sino de terapia, que no ha sustituido ningún programa o actividad de la residencia; ha sido un complemento a los proyectos existentes”, destaca la concejala responsable de la residencia, Keltse Eiguren.

La cifra: 20

La experiencia se ha desarrollado con 20 usuario, divididas en dos grupos: uno formado por personas con deterioro cognitivo severo y otro con leve.