Irantzu Santarén es una mujer de profundas convicciones e inasequible al desaliento cuando de desarrollar su anhelos se trata. Apenas era una preadolescente cuando logró, erre que erre, que su remisos padres le permitieran incorporar a su vida a un pequeño fox terrier, paso previo a su decidida vocación animalista, que años después le llevaría a lograr hacerse con su primer pastor alemán. Una raza que a día de hoy no sólo es su medio de vida como criadora de renombre –la primera en Euskadi que lidera una marca de tanto nivel de cría–, sino, sobre todo, su ojito derecho vital –aparte de sus hijos– y su mayor quebradero de cabeza.
Hace menos de un año se hizo cargo del criadero Itxasondo de Zierbena. Una responsabilidad que adquirió tras la jubilación de su fundador hace más de treinta años, Juan Carlos Mendikote, que fue quien le dio la oportunidad de lidiar con la cría de esta raza “excepcional”, a decir de esta bilbaina asentada en el barrio zierbanato de Kardeo.
Auxiliar veterinaria, aunque en el criadero Itxasondo –situado entre los barrios de Valle y El Puerto– le toca hacer un poco de todo, Irantzu está ahora mismo embarcada en una amplia reforma de las instalaciones zierbanatas para mejorar aspectos como la recepción a los clientes que acuden al criadero que actualmente cuenta con cerca de treinta ejemplares de diferentes edades. “Es una mejora más práctica que otra cosa porque aunque lo importante siempre es el cuidado de nuestros ejemplares. Aquí contamos con dos veterinarias que son las que controlan a diario el buen estado de nuestro perros, No hay calidad sin una atención adecuada a los animales, uno de nuestros gastos principales es el de la atención veterinaria”, resalta esta enamorada de los pastores alemanes.
Presume de contar con una cachorra, Goldi, “que es la décima generación por línea materna que ha nacido en Itxasondo”, proclama esta criadora, que por reloj regula su atención a las camadas día y noche.
“Después del fox terrier logré que me dejaran tener en casa un pastor alemán y para entonces ya empecé a venir aquí como ayudante para conocer de cerca este mundo”, señala esta auxiliar veterinaria que, con los años, añadió a su curriculum los títulos de adiestramiento canino y peluquería canina.
Un bagaje que, añadido a su práctica continuada desde que tenía 18 años, le ha permitido afrontar esta nueva etapa como la primera criadora de Euskadi de Pastor alemán. “Hay otra chica, Flor, que también cría, pero puede que al año saque un camada mientras que nosotros, con nuestra experiencia, sacamos bastantes, siempre siguiendo las directrices del club oficial que marca unas limitaciones. Nosotros limitamos la cría de las perras hasta los seis o siete años y luego las intentamos colocar en familias como perros de compañía o de guarda”, matiza esta joven que ha encontrado en su hijo pequeño, Iraitz , un entusiasta seguidor de su afición.
“A él le va este mundo y, de hecho, le encanta presentar a los perros en los certámenes y concursos como el que se celebró el otro día en Ortuella”, comenta Irantzu –criadora también de perros de la raza Teckel– que estos días anda ajetreada con los papeles de exportación de varios de sus cachorros más jóvenes. “Esta semana viene un matrimonio para llevárselo a Donostia porque en verano se lo van a acercar a su hijo que vive en Uruguay y hay otros dos de la misma edad que van a viajar a Bélgica y a Miami (EE.UU.) y debemos cumplir muchos requisitos como los chips, vacunas o desparasitarlos”, aclara Irantzu.