El Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia ya ha puesto en marcha una prueba piloto en Santurtzi con contacto con las comunidades de vecinos de los edificios más altos para que estén preparadas antes de proceder a reducir la presión de las redes de suministro. Aunque las obras se prolongarán durante tres años, tiene intención de empezar a acometerlas después del verano en los 88 municipios cuyas redes municipales gestiona.

En Santurtzi ya se ha reducido la presión en toda la red secundaria, siempre que al último piso de cada edificio llegue agua con una fuerza de 1,5 bares, la mínima que exige la normativa. Pero hay más inmuebles, por ejemplo en el entorno del parque y la avenida Murrieta, en los que con cuatro bares en la red no se garantizaría el suministro en todas las alturas, al tratarse de edificios muy altos. “Hemos empezado este año. Se está haciendo un inventario de los inmuebles de más de siete alturas, viendo cuáles tienen grupos de presión y cuáles no, cuáles lo tienen en funcionamiento y los que no disponen de él, si lo han tenido alguna vez”, explica Juan Luis Mozos, subdirector de Redes Municipales del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia.

Con ese inventario, la entidad consorciada analizará la situación en la que se encuentra el municipio para encarar el cambio de presión y diseñará acciones para que todos los domicilios estén preparados ante esta modificación en el suministro.

Evitar las fugas en la red de suministro se ha convertido en la obsesión del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia. Cada año el ente consorciado necesita inyectar un 5% menos de agua que antes se perdía en roturas de tubería; en los últimos diez años se han ahorrado 13,5 hectómetros cúbicos, el equivalente al consumo anual de Barakaldo y Basauri juntos. Es en esta estrategia en la que se encuadra esta iniciativa para reducir la presión del agua, uno de los principales motivos de roturas de las tuberías.

Uno de los principios básicos con los que trabaja el ente consorciado es garantizar que los recursos hídricos de los que dispone Bizkaia se utilizan de la forma más eficiente posible, sin malgastar lo más mínimo. Más aun en un contexto de cambio climático como el actual. Y eso pasa por evitar a toda costa que el agua se pierda en fugas por roturas de las tuberías, cuyo riesgo se multiplica cuando se aplica mucha presión.

Inteligencia artificial

El Consorcio lleva años luchando contra esas pequeñas o grandes roturas que, a veces sin ni siquiera verlas, hacen que se pierdan miles y miles de litros. La gran mayoría de las averías, hasta un 80%, son fugas no sintomáticas, esto es, que no salen a la superficie en forma de un gran chorro ni generan consecuencias para los clientes. En este ámbito, la inteligencias artificial se ha convertido en un aliado de excepción para detectarlas: se puede calcular, en base a datos históricos, cuál va a ser la demanda de agua un día concreto: si es un día laborable o no, si hace mucho calor... Si la IA prevé que hará falta inyectar 50 litros y el contador le chiva que se han consumido 80, sin que haya una explicación razonable, lo más probable es que haya una fuga.

El apunte

Urduliz. En Urduliz la presión del suministro de aguas era de ocho bares y en noviembre de 2013 la fuerza del caudal se redujo hasta seis. Las fugas, medidas como los consumos nocturnos –cuando apenas hay consumos ‘conscientes’ en las viviendas–, disminuyeron de ocho a seis litros por segundo. “La diferencia es muy importante con apenas una bajada pequeña de presión”, indica a modo de ejemplo el subdirector de Redes Municipales del Consorcio, Juan Luis Mozos.