Trece artículos a lo largo de 104 páginas. Por el segundo número de la revista anual editada por la asociación Pro Balma desfilan el Kolitza, el Cerro del Castillo, el señor de Bortedo, la carta puebla, los combates del ejército napoleónico de 1808, Juan Eustaquio Delmas y su guía de la villa de 1864, Atisclo Abasolo Echevarria considerado el primer fotógrafo local, el archivo privado del marqués de Buniel en el palacio Horcasitas, Felipa de la Quintana y Osante y el Santo Hospital. Gregorio de Balparda y de las Herrerías, el Miserere de Martín Rodríguez Seminario, Roberto Rodet y el Vía Crucis Viviente y el ferrocarril en la villa: un viaje de acero y carbón.

La publicación “nace del compromiso de desarrollar y transmitir nuestros conocimientos en aras de conservar nuestro patrimonio material e inmaterial, además de homenajear a personas ilustres”. Firman los textos “trece de los 68 socios con los que contamos a día de hoy, algunos publican por primera vez, lo que esperamos sirva de motivación para todas aquellas personas que quieran contribuir a la difusión de nuestra cultura, animan la agrupación.

Este año, además, han decidido adoptar un posicionamiento claro y contundente acerca del “riesgo que se cierne sobre el patrimonio inmaterial y el progreso de Balmaseda, debido a las actuales tramitaciones administrativas para la instalación de parques macroeólicos en los montes públicos y comunales que circundan nuestro valle”. Una asamblea respaldó la organización de “actividades de información y concienciación a la ciudadanía”. Y es que “esperamos pasar a la historia como aquella generación que luchó para defender el porvenir de sus descendientes y nuestro patrimonio”.

Txomin Etxebarria, Valentín Ibarra y Ricardo Santamarina recogen que la primera referencia a la ermita de San Sebastián, situada en la cima, “data de 1455” y “en 1752 se documentó por primera vez el topónimo Colisa”, del que deriva la denominación actual. En 1858 “en un cuento sobre Jaun Zuria publicado en el periódico El mundo pintoresco, Antonio de Trueba escribió: suenan las siete bocinas en los siete y en los siguientes años se hizo eco de la misma leyenda en varios cuentos, pero redujo los montes a cinco” que acabarían dando lugar a los actuales bocineros.

De la Guía histórico descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya (1864) de Juan Eustaquio Delmas se ha dicho que “se adelantó en un siglo a sus contemporáneos al adoptar el criterio descriptivo de las modernas guías turísticas posteriores”, señala la historadora Julia Gómez Prieto, quien reproduce algunos fragmentos de cómo lucía la villa a mediados del siglo XIX: “Produce muchas y muy buenas hortalizas, pimientos, admirables tomates, exquisitos frutos, trigo, maíz y otras legumbres; en sus alrededores abunda la caza y su río es riquísimo en truchas, anguilas, loinas y salmonetes”. Otro nombre propio: Acisclo Abasolo Echevarria, “según mis investigaciones, la primera persona que desempeñó su trabajo profesional como fotógrafo en la villa, inscrito así en el padrón municipal en 1871”, sostiene J.T. Sáez, Pikizu, en su artículo relativo a este pionero.

Los objetos personales y el archivo del marqués de Buniel recobraron la luz pública con la exposición que la asociación Orexinal organizó en el palacio Horcasitas, que fuera su hogar. “La última estimación realizada asciende a unas 250 cajas de archivo”, calcula Pablo Ortega Álvarez en su semblanza sobre esta figura que atesoró “muchos tipos de documentos: principalmente epistolares, pero también cartografía, escritos demográficos, proyectos de infraestructuras, listados relacionados con el Ayuntamiento”, etc. que abarcan redes familiares con presencia de al menos siete apellidos locales relevantes y ramificaciones en América.

Felipa María de la Quintana, nacida en 1817, fue benefactora del antiguo hospital, hoy residencia León Trucíos. Muchos mayores se asoman a las ventanas que dan al Campo de las Monjas o salen a la puerta para ver el paso de la Pasión Viviente. El pintor Roberto Rodet dio un impulso al Vía Crucis desde que se unió a la organización en 1928 y hasta 1973. En la década de los cincuenta “se consolidaron los cimientos” de la representación tal y como la conocemos, destacan sus hijas, Ana Luisa y Cristina