Históricamente, la ría se ha posicionado en Bizkaia como un espacio alrededor del cual giraba la actividad económica de la zona, a través de empresas que aportaron gran valor económico al entorno, así como al territorio en su conjunto. Sin embargo, los cambios económicos y sociales de los últimos años le han otorgado un nuevo papel.

Esta transformación ha venido de la mano de iniciativas público privadas, que han ido uniendo progreso económico y sostenibilidad, no sólo para la zona, sino para el conjunto de la ciudadanía y la sociedad. Recientemente, la isla de Zorrozaurre ha estado en el centro de este cambio. Según indicó Kepa Odriozola durante la mesa redonda, los diferentes planes urbanísticos en torno a la isla, han generado espacios públicos como avenidas, calles y edificios de nueva construcción, así como otros trabajos de crecimiento y asentamiento que, actualmente, se encuentran en fases muy avanzadas. Junto a los edificios rehabilitados y las antiguas fábricas convertidas en universidades, se están construyendo actualmente dos tanques de tormentas y un muro de contención en la margen de la Ribera de Deusto. El objetivo es permitir que la lámina de la ría no afecte a las urbanizaciones y que toda la peatonalización de esa margen se vea más sólida de cara al futuro. Por todo ello, Odriozola puso en valor la colaboración público-privada y el trabajo conjunto de las administraciones para poder “vivir de cara a la ría.”

Este cambio es también reflejo de una deuda histórica de la Diputación Foral de Bizkaia con ambas márgenes. En palabras de Aimar Rico, el túnel bajo la ría y el puente ciclable representan dos proyectos complementarios que ponen solución a un problema de vulnerabilidad en la red, a través de la creación de otra vía de contacto entre las dos márgenes. Ambas obras, junto con el bulevar que unirá la margen derecha y que conectará toda la red de bidegorris de la zona metropolitana, van a revolucionar la movilidad en la zona de una manera sostenible, tanto para el entorno, como para la ciudadanía.

En este aspecto, Aitiziber Oliban se refirió a la expansión y al futuro urbano del barrio erandiotarra de Altzaga, así como al impacto en sus habitantes. Para esta zona, una de las más cercanas a la ría junto a Lutxana, se abre una oportunidad que ejemplifica el cierre de cables y alambres como actividad económica industrial, además de la posibilidad de que Altzaga pueda avanzar de una visión industrial a otra más urbana de espacios abiertos y esparcimientos sostenibles, extendiéndose también esta regeneración a Lutxana. Al margen de las grandes estructuras, la regidora también puso en valor la visión del localismo, subrayando los beneficios que suponen para la ciudadanía. “Hay que conocer nuestro pasado para saber mirar al futuro,” afirmó Roberto Gómez, destacando el proyecto a futuro de ampliación de la red de pantalanes, y la actual colaboración de Bilboats con centros como el Palacio Euskalduna y guías de la villa en los recorridos en barco.

En definitiva, el Gran Bilbao ha sufrido en los últimos 30 años una transformación en el tejido productivo y en los usos de su ría. A través de todas las propuestas presentes y futuras, este espacio se erige ahora alrededor de proyectos que abordan el futuro sostenible del territorio.