“Su rico patrimonio, especialmente en la etapa contemporánea y su trascendencia para la memoria histórica” convierten al núcleo zallarra de La Herrera en un enclave muy especial “no sólo en el municipio, sino a nivel de Bizkaia”, sostiene Gorka Pérez de la Peña Oleaga. El arquitecto realizó un recorrido por su evolución durante una charla organizada con motivo del centenario de uno de sus emblemas: las escuelas Taramona, proyectadas por Ricardo Bastida. De la mano de Landabaso Eskola recobraron hace unos años el propósito inicial para el que fueron construidas.

A partir de 1894 “la instalación de Plomos y Estaños Laminados supuso su transformación en un importante referente industrial de la comarca”. Manuel Taramona (La Herrera, 1838 - Madrid, 1920) “emblema de la burguesía industrial vizcaina comercial que de ahí saltó a otros sectores como resultado de la diversificación de su riqueza para, así, acrecentarla fue comerciante, naviero, propietario minero y consejero del Banco Bilbao”. En su testamento fechado en 1915, en el que fijó la construcción de las escuelas señaló que “el legado de su tío de la razón comercial constituyó la base de su fortuna”. Lamentablemente, falleció tres años antes de poder verlas terminadas. Ese mismo 1923 el Ayuntamiento de Zalla “acordó instalar allí una placa metálica para así agradecer a la familia su generosidad” al ofrecer un lugar, dada la demanda de centros educativos en un barrio en expansión y “sin coste alguno para las arcas municipales”. De hecho, el Consistorio se dirigió en 1914 al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes “con la petición de erigir unos locales escolares en La Herrera”. Una escultura en bajorrelieve encargada “al prestigioso Higinio Basterra” retrata al propio Taramona y su esposa, Ramona Díaz de Entresotos.

El arquitecto impartió una charla en la kultur etxea de Zalla. E. CASTRESANA

Coincidiendo con la muerte del benefactor, Ricardo Bastida esbozó el proyecto. Ya entonces, “era una de las grandes figuras de la arquitectura y el urbanismo vascos y europeos, con unas obras excepcionales, como la Alhóndiga Municipal de Vinos de Bilbao (1905), el muro de contención de las galerías de Punta Begoña (1918) y los Talleres de Guernica (1917”.

Con las escuelas de La Herrera materializó “uno de sus primeros ejercicios en neovasco, que daría paso a una de sus creaciones cumbre en este estilo: la colonia de Sukarrieta para la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao (1925)”. Para el proyecto de Zalla integró en la estética de caserío “la articulación de áreas separadas por sexos y la necesidad de dos viviendas para los maestros”, que solucionó “colocando en el primer piso dos crujías para albergar las dos aulas: la de niños, en el ala izquierda y la de niñas, en la derecha y reforzó la separación con un museo escolar entre ambas”. Además, ideó “tres vanos de gran formato en cada aula para así garantizar la necesidad del uso escolar, de contar con excelentes condiciones de ventilación e iluminación” e introdujo vigas metálicas procedentes de “la fábrica Altos Hornos de Vizcaya”. En la planta baja se acondicionaron patios de niños y niñas “aprovechando los soportales cubiertos”. Las dos residencias de los maestros se habilitaron en el primer piso. “De reducido tamaño”, estaba equipadas con “tres dormitorios, retrete, cocina, sala y comedor”.

La parte trasera del inmueble. G. PÉREZ

Escuela Taller

Tras el cierre de la escuela en 1986 “ante la falta de alumnado” el edificio se sometió a una rehabilitación en el año 2000 “para destinarlo a escuela taller”. En este proceso “se sustituyó la cubierta de madera por otra idéntica, se demolió el interior, se cambiaron las carpinterías de madera y los balcones de hierro, lo que permitió salvarlo de la ruina y adaptarlo a su nuevo uso”. “Se puede poner un pero: haber tenido un poco más de sensibilidad al conservar elementos del interior”, apunta.

Plano que muestra la fachada principal del inmueble que hoy acoge otra escuela. G. Pérez

El apunte

  • Estilo neovasco. En Bizkaia “se pusieron los cimientos del neovasco al ser el territorio donde se edificó el primer ejercicio de este estilo en Euskal Herria: el chalet Itsaso Aldegi en Mendexa entre 1881 y 1883”, encargado por “el ingeniero de minas Ramón Adán de Yarza”.
  • Colegios de barriada. Perseguían “resolver principalmente el problema de la desatención educativa en la zona rural, aunque también en menor medida en áreas industriales”, a partir del año 1919.