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La fiesta estalla en Ugao con el tronar del txupinazo y del cielo

Una fuerte tormenta descargó en la villa durante el primer acto festivo, pero no aguó la alegría

La fiesta estalla en Ugao con el tronar del txupinazo y del cieloSUSANA MARTÍN

Con un estruendoso tronar del cielo estalló ayer jueves la fiesta en Ugao-Miraballes, porque la casualidad quiso que el momento más intenso de la anunciada tormenta llegara justo a las 19.00 horas, en el mismo instante en el que todas las miradas de una plaza repleta de público estaban puestas en la balconada de la Casa Consistorial. Tres o cuatro intentos necesitó el alcalde, Ekaitz Mentxaka, para prender la llama del txupinazo, pero el que la sigue la consigue y finalmente logró encender la mecha del cohete que, paradójicamente, minutos después dio paso a unos tenues rayos de sol entre unas nubes que ya se iban disipando.

Una kalejira recorrió la villa antes de la lectura del pregón, este año, pasado por agua.

Casualidad o no, los dos protagonistas del primer acto festivo –pregonero y alcalde– habían hecho mención en sus respectivos mensajes al pueblo de Ugao, a las terribles inundaciones que un 23 de agosto de hace 40 años asolaron la villa, y muchas otras localidades vizcainas. “Por ello me gustaría tener un recuerdo especial para los tres vecinos que fallecieron y para todas aquellas personas voluntarias que estuvieron aquellos días al frente de la catástrofe y que ayudaron a reconstruir nuestra localidad. ¡Sin ellos y ellas, Ugao nunca habría llegado a ser el pueblo que es hoy!”, declaró Mentxaka para después, lanzar una petición a sus convecinos: “Brindemos también por ellos y ellas en estas fiestas, mantengamos vivo el recuerdo de unos días que, a pesar de segar varias vidas en la villa, sacaron lo mejor de un pueblo volcado con su reconstrucción”.

Bernar Pascual, designado pregonero por su activismo e implicación en varias asociaciones y entidades de la localidad, también mencionó en su discurso aquella catástrofe que, hace cuatro décadas, obligó a suspender los festejos. Mientras descargaba agua sin parar, Bernar lanzó el deseo de que “tengamos, durante estas fiestas, otras inundaciones, inundaciones de alegría, de diversión, de hermandad y de respeto”. Para ello, propuso cocinar su particular receta cuyos ingredientes especiales son “la acogida, para hacer sentir bien a toda persona que venga a nuestro pueblo”, el buen humor “hasta conseguir un ambiente bueno y bonito” y para finalizar “lo empapamos todo con respeto” incidiendo especialmente en el mensaje de que Solo sí es sí.

A las 18.00 horas fue la recepción a los nacidos el último año.

Y como viene siendo habitual en las últimas ediciones de los festejos, una hora antes del txupinazo, el salón de plenos del Ayuntamiento acogió la recepción que ofreció la corporación local a los 30 menores nacidos desde hace exactamente un año. Todos ellos fueron obsequiados con su primer pañuelico festivo ante la emoción y el orgullo de aitas, amas, abuelos y familiares; y después, una kalejira de gigantes, cabezudos y cuadrillas recorrió el centro de la villa hasta llegar a la plaza. l