Eliminar el riesgo en su totalidad es imposible pero Bilbao quiere estar lo más preparada posible para, en caso de repetirse unas lluvias torrenciales como las de agosto de 1983, los daños no sean tan cuantiosos como entonces. El Ayuntamiento ha encargado un estudio para analizar las actuaciones que permitirían poder hacer frente a una situación climática adversa; se incide en el papel fundamental que el by-pass entre La Peña y Olabeaga tiene a la hora de blindar la ciudad, pero también busca otras fórmulas como mejorar el drenaje para ralentizar la escorrentía que llega de las zonas más altas o habilitar espacios naturales en los márgenes que ejerzan de colchón ante una crecida.

Cuando se cumplen 40 años de unas de las inundaciones más catastróficas en la capital vizcaina, el Ayuntamiento prepara una estrategia que tiene como fin “preparar Bilbao para reducir los riesgos”, explica el concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza. ¿Está la villa protegida ante un episodio de fuertes lluvias? “El riesgo cero no existe”, admite el edil, aunque está “mucho mejor que lo que estábamos en los 80”. Y es que, después de aquella pavorosa riada, se han llevado a cabo muchas obras para que Bilbao pueda hacer frente de mejor forma a un evento similar. “Muchas de ellas ni siquiera se ven porque están en el subsuelo: las rejillas que se construyeron en el cauce del Elguera, en El Peñascal, para recoger las aguas de escorrentías que bajan del Arraiz y Kobetas, o la derivación de ese arroyo hacia el Kadagua y el Ibaizabal, uno de cuyos sifones está en el Parque de Doña Casilda. Lo que pretendemos es reducir aún más ese riesgo mediante todas las intervenciones que vamos a ir ejecutando”.

Se abren varias líneas en las que se va a incidir. Por una parte, renaturalizando determinados tramos del cauce de la ría, tanto del propio Ibaizabal, por ejemplo, en Bolueta, como del Kadagua, aguas arriba de Zorro-tza. “Se trata de adecuar los márgenes para que, en periodos de grandes avenidas, haya zonas que se puedan inundar sin causar daños en infraestructuras o edificios, por ejemplo una zona de paseo baja. Permites una holgura a la ría en esos momentos críticos”, apunta.

Se cumplen 40 años de las grandes inundaciones anegaron Bilbao Manu de Alba

Otra vía para combatir los destrozos es hacer más permeable el suelo, con drenajes que ralenticen la escorrentía en episodios de lluvias fuertes, incluidas todas las cuencas que desembocan en la ría. “Tenemos el ejemplo cercano de lo que pasó el pasado mes de julio en Zaragoza, con esas trombas que caen de pronto en un mismo sitio y el alcantarillado es incapaz de absorber toda el agua”, recuerda Abaunza.

Son sistemas que ya se están incorporando en las obras que realiza el Ayuntamiento, como las de María Díaz de Haro, los paseos de Juan de Antxieta y Artxanda, o el Parque de Etxebarria. “Hacen más permeable el suelo, de forma que, aparte de lo que recoja el sistema de alcantarillado, el propio suelo chupe una parte de la lluvia. Acaba llegando a la ría pero la velocidad es diferente, haces un reparto temporal más holgado. Por ejemplo, se colocan hormigones permeables con sistemas de drenaje por abajo”, apunta.

Pero, por encima de todo, está la gran infraestructura, aún pendiente, de los túneles de derivación entre La Peña y Olabeaga. “Es una obra que está declarada de interés general del Estado y que tiene que ejecutar el Gobierno de España. Lo hemos requerido en reiteradas ocasiones en el Congresopero sigue estando pendiente”, advierte Abaunza. “Es una obra básica para Bilbao. Se han ido adoptando medidas de protección en otros tramos de la ría, como la obra hidráulica de La Peña, para proteger este barrio, o la apertura del canal de Deusto y la elevación de Zorrotzaurre y la curva de Elorrieta. Pero sigue quedando pendiente la protección del Casco Viejo, Campo Volantín y Castaño, y la solución para eso son los tubos”. El Ayuntamiento de Bilbao quiere tener, con esta nueva legislatura que acaba de comenzar, valorados, cuantificados e identificados todos estos elementos, “de cara a todos los proyectos que vamos a ir abordando”.

El apunte

Sensores en el cauce. Otro de los ámbitos de actuación es colocar sensores para contar con un sistema de alertas que vaya avisando de la altura que va alcanzando el agua en la ría. El Ayuntamiento ya dispone de algunos tanto en la ría como en el sistema de saneamiento, pero hace falta extender esa red a otras zonas. También se determinará el protocolo a activar en cada una de las situaciones de riesgo, como alertas a la ciudadanía u otro tipo de actuaciones.