En lo alto de la pasarela que conduce al instituto, se les entregó un folio en blanco con una pregunta: ¿qué veis? y la indicación de dibujarlo. Esa primera parada de una ruta por las inmediaciones del río Kadagua y las zonas de Trascorrales-Santo Domingo ya sirvió al equipo de la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco para formarse una impresión inicial de la visión y prioridades vecinales para estas áreas de Balmaseda sobre las que se elaborará un Plan de Acción del Paisaje que empezó a trabajarse en marzo.

Coincidieron en que la villa debe asomarse al río. E. Castresana

Representantes del Ayuntamiento, la oficina de transición económica, la Cofradía de la Putxera, el hogar del jubilado y personas a título particular señalaron entre los aspectos a mejorar la conexión entre barrios lastrada por las vías del tren y el peligro de los pasos a nivel, como evidenciaron en Tenerías, y los problemas de accesibilidad que dificultan la vida diaria en Santo Domingo por la orografía en pendiente que obliga a subir y bajar escaleras para entrar en algunas viviendas. Entre los aspectos positivos, el río como eje vertebrador que se podría unir aún más a la vida de la villa, propusieron.

“Queremos recoger impresiones, sensaciones, ideas y potencialidades... para definir un Plan de Acción del Paisaje no vinculante desde el punto de vista estratégico”, señaló Aida López, coordinadora de la cátedra. Se trataba de “conocer Balmaseda a través de vuestros ojos”, indicó desvelando la mecánica del ejercicio con el que rompieron el hielo: esbozar sobre el papel el paisaje que contemplaban. Porque “estamos acostumbrados a los teléfonos móviles y nosotros consideramos relevante qué dibujáis”.

Por ejemplo, al hacer ese mismo ejercicio con escolares del instituto “hablaron muchísimo del árbol gordo”, situado en la entrada a la plaza de San Severino, “donde suelen quedar con los amigos”. Los adultos mencionaron el Kolitza, el Cerro del Castillo que conecta con el pasado medieval de una trama urbana “encerrada entre murallas”, los puentes, la necesidad de optar otro modelo de aprovechamiento energético instalando placas solares y las vías, que suponen un punto de inseguridad en el caso de la línea Bilbao-Balmaseda y, además, una barrera arquitectónica en las cercanías de la antigua estación de La Robla.

“Las dos veces que hemos cruzado por ahí nos hemos topado con el tren. Imaginaos para la gente que vive aquí en Tenerías” y no tiene otra forma de llegar al centro, salvo un paso subterráneo que enlaza con el paseo Martín Mendia, pero puede convertirse en un punto negro para la seguridad, “sobre todo de noche” y está vedado a sillas de ruedas o carritos y sillas de niños.

La solución ideal consistiría en hallar la manera de unir todo ese entorno con el paseo. Los participantes sugirieron para ello desde una rotonda que proporcione otro acceso a soterrar las vías, pero “si en Zorrotza llevan muchos años, qué nos ocurriría a nosotros...”

En Santo Domingo se metieron en la piel de perfiles de posibles vecinos: madre con niños pequeños, abuelo que debe ir a buscar a sus nietos sorteando las escaleras, un joven de 16 años, una migrante que se desplaza al trabajo en moto... Entre las soluciones que buscaron, citaron varias veces rampas mecánicas, una opción que también contempla el Ayuntamiento, según explicó el concejal Txetxu Txarramendieta, que se sumó al recorrido. “No solo abordamos la accesibilidad, sino también la calidad del espacio”, concluyó Aida López.

Análisis

Fortalezas Cercanía de los núcleos urbanos

Los vecinos y vecinas que participaron en la salida destacaron la cercanía entre núcleos, que permite desplazarse a pie.

Debilidades Accesibilidad, vías y pasos a nivel

En los aspectos a mejorar citaron las dificultades de accesibilidad, las vías y los pasos a nivel.