La semana pasada se retomaron las excavaciones que, por tercer verano consecutivo, indagan en el azaroso pasado del Cerro del Castillo, la fortaleza que ya se levantaba en Balmaseda en el siglo X. La vuelta del equipo comandado por el arqueólogo José Luis Solaun coincidió prácticamente con el aniversario de uno de los episodios que quedaron grabados literalmente a fuego: la voladura y posterior abandono del castillo por parte de las tropas carlistas el 15 de junio de 1839 ante la cercanía del bando leal a a la reina regente María Cristina y su hija Isabel II. La asociación cultural Orexinal iluminó los restos del castillo para conmemorar la efeméride. Además, junto con la biblioteca ha recuperado del archivo Martín de los Heros una carta con el testimonio de una vecina que describe la tensión que reinaba en la villa en aquellos días.
La rubrica Facunda de Cariaga, integrante de una familia que debió enriquecerse en Cuba, “desde donde participaban o controlaban parte del comercio de tabaco y azúcar”, explican desde la asociación. Facunda era hermana de Manuel de Careaga y La Arena, “hijo primogénito de Manuel de Cariaga y Barcena, y quien controlaba desde la isla caribeña la empresa comercial”. Llevaba meses advirtiéndole de que la situación en Balmaseda se estaba complicando al punto de plantearse refugiarse en Santander, donde estudiaba su hija Benita.
Escribe la misiva el 27 de junio de 1839, ya instalada en la actualmente capital de Cantabria. “Mi querido hermano, ayer llegamos a esta ciudad después de una porción de sustos que recibimos con motivo de la aproximación de las tropas de la reina, que todos creyeron iban a poner sitio”, arranca. Sin embargo, “afortunadamente, los facciosos desocuparon la villa de la noche a la mañana llevándose la artillería después de volar los fuertes y las tropas de la reina entraron con la mayor armonía, sin causar ningún daño a los vecinos”. Después, pasa a describir el “mayor placer” que sintió al abrazar a su hija tras la incertidumbre vivida y añade que “no la hubiera conocido si la hubiera (visto) en la calle de lo alta y gruesa que está; me enseñó tu carta, que me sirvió de mucho gusto por saber de tu importante salud”. Un valioso relato que pone nombres y apellidos a los padecimientos de la población civil a consecuencia de una de las muchas guerras que golpearon a Balmaseda por su ubicación estratégica.
Excavar un cuartel
Enmarcada en el convenio suscrito por el equipo de gobierno de la CLI y EH Bildu –que cedió el testigo el sábado– con la cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco, la tercera campaña arqueológica se focalizará en seguir desenterrando el cuartel de época carlista que salió a la luz y afianzar el trabajo de los dos veranos anteriores para que el lugar pueda ser visitado y contextualizar de cara a la ciudadanía los cambios que sufrió el Cerro del Castillo para adaptarse a las demandas de sus moradores desde la Edad Media al siglo XIX.