Una de las herramientas más básicas para las personas que llegan nuevas a un país es tratar de comprender el idioma de su nuevo lugar de residencia. Eso les ocurre a las personas refugiadas y, desde el pasado año, la Fundación Manuel Calvo ofrece a los refugiados que llegan a Portugalete la oportunidad de recibir nociones básicas de castellano a través del programa Parejas Lingüísticas. En total, han sido medio centenar de personas jóvenes refugiadas las que han aprendido nociones básicas de la lengua de Cervantes en el marco de esta iniciativa.

El que las personas que buscan refugio o asilo en la noble villa aprendan castellano es el objetivo principal del programa Parejas Lingüísticas, pero no es el único, ya que también se busca que las personas nacidas en Portugalete estrechen lazos con los refugiados o demandantes de asilo. Y así lo han hecho un total de cincuenta personas, 42 mujeres y ocho hombres, que se han prestado como voluntarios para ser los profesores de lengua de los refugiados. De este modo, se distribuye a los voluntarios y los refugiados por parejas y el proceso de aprendizaje de castellano se convierte en el principal vehículo para que ambas personas estrechen lazos entre sí y conozca, cada uno, la cultura del otro.

En el caso de las personas refugiadas, además, sirve para acelerar sobremanera su adaptación al nuevo lugar de residencia y el aprendizaje de la nueva lengua. En una parte importante de los casos, las personas refugiadas son personas muy jóvenes que llegan a Euskadi con el curso escolar ya empezado y que son derivados por el departamento de Educación del Gobierno vasco a diversos centros educativos de la noble villa jarrillera. Con todo, Parejas Lingüísticas se convierte en una vía para conectar a dos personas con realidades y culturas diferentes, pero mismas inquietudes.