Son días de cambios para la actual alcaldesa de Santurtzi, Aintzane Urkijo. El sábado, cuando entregue la makila a su sucesor, pondrá punto final a 16 años de trayectoria política en el Consistorio marinero, ocho como concejala y los últimos ocho como alcaldesa. El próximo lunes, volverá a su puesto de trabajo como profesora en el colegio Hijas de la Cruz para retomar su actividad profesional en el mismo punto en el que la dejó para dedicarse en cuerpo y alma a la política municipal de la mano del PNV.

Estos últimos días están siendo jornadas de despedidas para la primera edil santurtziarra y, en la jornada de ayer miércoles, tuvo lugar el último pleno de todos los que ha dirigido en el Consistorio marinero. Fue su última sesión con el bastón de mando antes de entregarlo definitivamente el sábado. “Ahora mismo tengo sentimientos encontrados porque, aunque es algo que he elegido yo al creer que debía terminar esta etapa, también siento pena. Han sido muchos años en el Ayuntamiento, han sido 16 años y creo que tiene que entrar gente nueva con ideas nuevas y otra forma de hacer las cosas”, desarrolló Urkijo. Ella hace ocho años tomo el testigo de Ricardo Ituarte al frente de la Alcaldía santurtziarra y lo hizo haciendo historia, ya que se convirtió en la primera mujer en llegar a ser alcaldesa de Santurtzi. Ella también entregará el bastón de mando a una mujer, ya que las dos candidaturas que se presentarán en el pleno del sábado serán la de la jeltzale Karmele Tubilla –máxima favorita, ya que es la lista más votada y la que, en principio, más apoyos recabaría– y la de la abertzale Miren Matanzas. En el caso de que Tubilla sea investida como alcaldesa el sábado, Urkijo no tiene “ningún tipo de duda de que dejaré la Alcaldía de Santurtzi en muy buenas manos”.

Estas jornadas, además de ser días de despedidas de mucha gente, para Aintzane Urkijo también es momento de hacer balance de toda su trayectoria municipal, especialmente de estas dos últimas legislaturas en las que ha sido alcaldesa. “Para mí, como santurtziarra, ha sido todo un orgullo ser alcaldesa de Santurtzi. Es algo que jamás hubiera imaginado porque, sinceramente, no me lo había planteado. Me siento muy orgullosa de, además, haber sido la primera mujer alcaldesa”, reconoció Urkijo. Los últimos ocho años han sido muy intensos en la localidad marinera y, pese a las dificultades existentes a nivel global en las últimas dos legislaturas –crisis económica, pandemia e inflación– a la hora de quedarse con el aspecto más positivo de su mandato, Urkijo se queda con “haber tratado de escuchar a todos los vecinos y vecinas de Santurtzi y ponerme en su lugar. He intentado recibir a todo el mundo y la gente en la calle así me lo transmite”. Dentro de los recuerdos más negativos de su mandato, sin lugar a dudas, aflora la pandemia que tuvo una gran incidencia en la localidad marinera. “Fueron dos años muy, muy duros, no solo por los confiamientos, sino porque, después, también ha sido muy complicado volver a poner en marcha el Ayuntamiento. Este mandato ha sido muy complicado y por todo lo ocurrido da la sensación de que se ha quedado corto, pero tenía tomada la decisión de dar un paso al lado”, indicó la primera edil santurtziarra.

Cambiar el chip

Una vez entregue este sábado la makila, Urkijo comenzará una nueva etapa de su vida, una etapa en la que tendrá que cambiar el chip y pasear por las calles de otra manera, sin fijarse tanto en el estado de las obras o el mobiliario urbano entre otros. “Sé que me va a costar y seguro que llamaré a Karmele más de una vez para comentarle alguna cosa”, reconoció Aintzane Urkijo, quien cambiará la makila de alcaldesa por la pizarra y el rotulador para volver a dar clase, aunque seguirá aportando su experiencia a las bases del PNV de Santurtzi.