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Fotografías por un planeta mejor de la mano del durangarra Javier Lana Zúñiga

Toma la cámara para alertar sobre el cambio climático l Ha autoeditado un libro con imágenes tomadas en sus salidas al monte en bicicleta

Fotografías por un planeta mejor de la mano del durangarra Javier Lana ZúñigaK. DOYLE

Preocupado por el cambio climático y lamentando que no se tomen medidas reales para reducir el deterioro medioambiental, el durangarra Javier Lana Zúñiga se lanzó a escribir experiencias que iba viviendo en cada una de las salidas que realizaba al monte. Aficionado a la bicicleta de montaña y a la fotografía, cuando se jubiló hace siete años decidió comprarse una cámara réflex digital para recoger los diferentes paisajes que visitaba. Desde entonces sus instantáneas son habituales en Gaur Egun y Eguraldia. A sus 67 años, acaba de autoeditar un libro.

Bajo el título Vigila el tiempo, protege el clima de mañana, “este pequeño ensayo de mi vida lo dedico a las personas preocupadas por el medio ambiente. Para que nunca decaigan tras los sinsabores de muchas actitudes insensatas en contra de la ecología”, reza el comienzo de la publicación. La primera fotografía del cerca de un centenar con las que cuenta el libro la sacó en Durango. Y es que su mujer Marga le dijo que diera una vuelta por el pueblo en vez de irse lejos; fotografió un longevo cedro de Pinondo. En este sentido, buena parte de las instantáneas están sacadas en Durangaldea, Urdaibai y la montaña alavesa y navarra, cuna de sus antepasados. El propósito fundamental de Javier es concienciar a la ciudadanía de la importancia que tiene cuidar el medio ambiente. Para ello, propuso al Ayuntamiento durangarra dedicar un día a la naturaleza. En este sentido, sus intenciones no obtuvieron el interés ni la respuesta deseada. “Quiero paralizar un día nuestro planeta azul. Todos los países celebran fiestas nacionales y religiosas. Entre todos, podemos convertir una de esas fechas en una celebración mundial. Dejemos de mirar al cielo pidiéndole algo y empecemos a protegerlo. Las pequeñas acciones de hoy pueden evitar las duras y dramáticas imposiciones del futuro”, defiende.

Tras su exposición en la biblioteca de Durango, esta semana Javier ha presentado su libro en el hogar del jubilado de la villa con la proyección de todas las fotografías explicando anécdotas y experiencias personales vividas. Las páginas narran recuerdos de su infancia, cuando se casó con Marga siendo “unos críos”, el nacimiento de su hija, los años difíciles de ETA, vacaciones en Zuñiga donde nació su ama Otilia, vida laboral ligada a la industria o los nacimientos de sus nietos Luka y June, pero sin perder nunca la defensa medioambiental que persigue. “Recuerdo que un día el nieto mayor me dijo: aitxitxe, tú siempre has sido viejo. Le enseñé una foto mía de niño y me rebatía que no, que ese no era yo. Quería que mis nietos tuvieran este libro para saber las cosas que había vivido y que entiendan la importancia de cuidar el medio ambiente”, defendió, sin esconder su debilidad por los pequeños.

En las páginas recuerda con cariñó también cómo, a principios de la década de los ochenta, adquirió su primera bicicleta de BTT. De reajustes en la tienda de Javier Elorriaga, el excorredor le comentó haber importado bicis preparadas para andar en los montes y adquirió aquella Peugeot amarilla. Vivió momentos duros sobre las dos ruedas cuando hace unos años dejó la bicicleta de carretera tras el fallecimiento de dos amigos, quienes perdieron la vida en sendos accidentes. Capítulo desagradable también cuando fue atacado por un mastín en el valle de Lana, mientras paseaba con su bicicleta y llegó a perder el conocimiento.

Foto-denuncias

Este pasado viernes Javier también presentó su libro en Campezo, donde, como siempre, llevó libros y unicamente pidió la voluntad, y el 1 de julio estará en el camping de Acedo, lugar que lleva años visitando y disfrutando. En sus paginas, las foto-denuncias se convierten también en recurso recurrente para criticar el maltrato del ser humano al medioambiente. Para combatirlo, siempre intenta ayudar a la hora de recoger y limpiar aquello que se encuentra sucio. Muestra de ello, hoy acudirá a Urkiola para participar en una jornada de limpieza del monte. “Sólo el hombre altera un ecosistema perfecto en donde todo debería volver a nacer”, lamentó con rotundidad.