El concepto de aprovechamiento, economía circular y energía renovable adquiere otra dimensión en el proyecto que, Alazne Jaio, Xabier Gorrotxategi y Edurne García, decidieron impulsar hace varios años en una antigua nave industrial de Elorrio, reconvertida hoy en día en un moderno y sofisticado baserri. Bajo el nombre Delikatetxe, los tres emprendedores decidieron llevar a cabo una curiosa iniciativa alimentaria que se ha convertido en un proyecto de vida. Y no lo hicieron en el mejor momento. “La primera cita que tuvimos con el notario para firmar el primer tramo de financiación era un veintitantos de marzo de 2020 y el día 14 nos confinaron. Más de una vez nos han dicho que hemos elegido la peor época para emprender. Una pandemia, el aumento de los costes de materiales, parón económico, la variante ómicron, el invierno más caluroso y un contexto de guerra, pero aquí seguimos con ganas y nuevas ideas. Es el día a día”, explica Xabier Gorrotxategi, ingeniero técnico de formación, que antes de emprender este proyecto trabajaba como topógrafo en la construcción.

Todo comenzó en el año 2016, cuando los berriztarras Alazne y Xabier visitaron la granja de una amiga que cuidaba gallinas camperas. “Fuimos por amistad de las crías y le pregunté qué hacía con ellas una vez que terminaban su ciclo de puesta y me dijo que era un problema. Se me quedó grabado y un día dándole vueltas pensé que se podría empezar a producir caldo. Hicimos unos cálculos y hoy estamos aquí. En enero de 2017 nos juntamos con responsables de Urkiola Landa Garapena y con Hazi Gaztenek –programa de emprendimiento del primer sector– y ahí empezamos a darle forma a todo”, recuerdan.

A esta aventura se unió muy pronto la bilbaina Edurne García. “Tenía una empresa de comida para perros y gatos, adiestramiento y formaciones y al de poco de dejar ese proyecto, estaba buscando qué hacer con mi vida y por mediación de un conocido común nos presentaron. En un primer momento iba a ser una colaboración para la parte de productos de mascotas, pero me gustó mucho la idea y no lo dudé”, apunta la joven ingeniera.

Tras meses de trabajo, finalmente a mediados de 2021 comenzaron a lanzar sus primeros productos. “Nosotros lo que vimos es que las gallinas camperas que se crían aquí son de la más alta calidad, por la alimentación que reciben y el cuidado y, aun así, se acaban tirando. Por eso, transformamos esas gallinas en productos saludables y naturales que la gente sí está dispuesta a consumir”, comenta Edurne, “y ofrecemos caldo, hamburguesas, albóndigas, conservas con la verdura que queda del caldo, comida para perros y gatos…”, añade Alazne, quien se dedicaba al mundo de la hostelería antes de emprender. “Hacemos economía circular y ponemos en valor el primer sector y lo local”, subraya.

Si algo caracteriza a los impulsores de Delikatetxe es la apuesta por las energías renovables. “Es algo que tuvimos claro desde el principio. Nuestra forma de producir cuenta con dos sistemas de aprovechamiento de la radiación solar. Por un lado, contamos con paneles termo solares para calentar el agua y, además, utilizamos una manera de almacenarlo para ser más eficientes. Por otro, disponemos de placas fotovoltaicas para producir electricidad y cuando manejamos más electricidad que la que consumimos la derivamos a un calentador para seguir haciendo caldo”, explican.

Diversos reconocimientos avalan su labor. Uno, ligado a la innovación y otro de sostenibilidad otorgado por la Diputación. Ejemplo de economía circular sostenible con recetas de antaño.