Sopela ha amanecido esta mañana sucia, dejada, como si por la localidad costera hubiera pasado una tribu de vándalos. La noche presagiaba que algo así podía pasar cuando oleadas de gente eran vomitadas por el metro con bolsas y bolsas de bebidas. Hoy el surf y las olas no pueden limpiar la nefasta imagen de una noche de vandalismo porque el ocio es compatible con la sostenibilidad.