En poco más de dos semanas, en Bizkaia han ardido al menos tres caseríos: uno el 26 de enero, en Elorrio; otro el 7 de febrero en Mungia, que destruyó totalmente la vivienda, y el tercero el pasado fin de semana en Busturia, en el que lamentablemente falleció una mujer. En lo que va de año, en el territorio se han registrado 13 fuegos en caseríos y viviendas unifamiliares, una cifra que se mueve en parámetros que pueden considerarse habituales en estas fechas invernales; eso sí, los bomberos constatan un aumento de los incendios de este tipo de incendios en los últimos dos años, que tiene su origen en los sistemas de calefacción tipo chimeneas y estufas.

El precio en alza de la electricidad y el gas ha hecho que muchos vizcainos hayan recuperado el uso de las chimeneas y de las estufas de pellets o similares para caldear las viviendas, una opción que resulta más económica y que son la principal causa de los fuegos que se producen en casas de este estilo. “Estos últimos años han aumentado estos incendios de este tipo; se usan más estos sistemas y hay mayor probabilidad. No es algo alarmante pero la tendencia sí ha sido al alza”, explica Xarles Sainz de Aja Gallastegi, subinspector del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación Foral de Bizkaia.

En el poco más de mes y medio que lleva avanzado este 2023, los bomberos han tenido que intervenir en 13 incendios en caseríos y viviendas unifamiliares. Se trata de una cifra que “corresponde” con las medias que se suelen registrar en estos meses de invierno, más fríos y en los que “la gente enciende este tipo de sistemas de calefacción: chimeneas, calderas, estufas...”, enumera Sainz de Aja. A lo largo del año, se registran en Bizkaia entre cincuenta y sesenta fuegos provocados por chimeneas. “En invierno se tienden a utilizar más y se producen más incendios de este tipo que en otras épocas”.

El principal riesgo que entrañan es la acumulación de residuos en los conductos de ventilación. Y es que, al arder, la madera genera una serie de desechos que se adhieren, por ejemplo, al tiro y a los conductos de las chimeneas y estufas, y que, al calentarse, pueden llegar a inflamarse y prender fuego. Por una parte, el hollín, que cuando se quema genera humos tóxicos que puede provocar irritaciones de garganta o afecciones respiratorias, pero también la creosota. “Deriva de la combustión de la madera y se queda impregnada, como una capa blanca, en los conductos de la chimenea. El problema con este residuo es que es muy inflamable y, cuando volvemos a encender el fuego, puede prender muy fácil, bien sea por una llama o por las altas temperaturas”, explica el subinspector.

El día 10 una mujer falleció en un incendio en busturia. BFA

En algunas ocasiones, esta situación puede provocar incendios invisibles, que pasan desapercibidos incluso durante días, dentro de los propios conductos. “En casas rehabilitadas, por ejemplo, estos conductos suelen estar escondidos entre las vigas o pilares. Cuando se han producido este tipo de fuegos en el interior del conducto, a pesar de que no los hayamos visto porque son fuegos pequeños, eso está ardiendo, puede afectar a las vigas y combustionar en cualquier momento. Muchas veces son incendios que llevan días ardiendo pero no se ve, el propietario ni se da cuenta”, advierte Sainz de Aja.

El mantenimiento, primordial

El subinspector lamenta que muchos de estos fuegos podrían ser evitables con un buen mantenimiento de las chimeneas. “Nosotros siempre recomendamos que los propietarios realicen una limpieza, mínimo, anual, con empresas específicas de deshollinadores, a la vuelta de verano y antes de volver a utilizarlas”, añade. También recomienda, “en todo tipo de viviendas”, instalar detectores de humo, “porque es un método de prevención eficaz, también en este tipo de fuegos, que nos puede avisar aunque no lo veas. O cuando se produce un incendio de noche, cuando estamos dormidos”.

La principal causa de mortalidad en este tipo de incendios es la intoxicación por humo –“creemos que no pero con 6 o 7 bocanadas podemos marearnos y vernos en una situación peligrosa; hay que tener muchísimo cuidado”– y ya en segundo lugar, las quemaduras. Por ello, lo mejor es utilizar madera seca –como abeto, chopo...–, sin tratar, y evitar echar al fuego basura, “porque pueden provocar gases tóxicos– o líquido inflamables, como gasolina, que hay gente que la utiliza, con el riesgo que ello conlleva”. Y es primordial mantener la distancia de seguridad, de mínimo un metro. “No hay que poner cerca elementos que puedan arder, como mobiliario o ropa. También es recomendable colocar pantallas para que no se produzcan accidentes”.

También es buena idea, añade Sainz de Aja, contar con un extintor en los casos en los que en la vivienda se utilicen sistemas de calefacción de este tipo, de polvo o de agua con un aditivo, colocándolo cerca de una puerta de salida y a mano. “El humo nos puede impedir ver y, si sabemos dónde está la salida, lo podremos encontrar fácilmente”, explica. Eso sí, solo se recomienda usarlos en conatos o incendios pequeños. “Si es importante lo mejor es salir, cerrar la puerta y, una vez a salvo, llamar al 112”, finaliza.

Medios específicos

  • Vehículos 4x4. Aunque la mayoría de los viales para acceder a los caseríos y viviendas unifamiliares, generalmente ubicados en zonas más inaccesibles, están bien acondicionados, los bomberos de la Diputación disponen de vehículos 4x4 para que su acceso no represente un problema. “Llegamos a todos los incendios, no hemos tenido ningún problema. En algunas salidas de este año, ha llegado un segundo parque en apoyo, con más camiones”, explica Xarles Sainz de Aja.
  • Protocolos y herramientas. El servicio foral de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento dispone de protocolos específicos para actuar en este tipo de fuegos, y de herramientas que facilitan su extinción. Por ejemplo, cámaras térmicas que les ayudan a detectar focos de calor dentro de pilares o en un falso techo, y lanzas específicas, como los ‘satorras’, un cilindro con agujeros que se acopla a la manguera y que, al ser introducido en una chimenea, apaga el fuego de las paredes.

La cifra: 2.035

Los bomberos de la Diputación actuaron el año pasado en 2.035 incendios; representan el 32% de sus actuaciones.