El gasolino que tantas y tantas veces a lo largo de la historia ha comunicado Erandio y Barakaldo surca ahora complicadas aguas. La situación, a nivel empresarial, es muy mala. “Estamos en unas condiciones lamentables”, admite sin paliativos Óscar Suárez, el propietario. Aun así, seguirá tirando para adelante, al menos, de momento. El Ayuntamiento erandioztarra desvela a este periódico que su objetivo es impulsar nuevas visitas guiadas a partir de Semana Santa. Desde el Consistorio de la otra margen, el apoyo llega, sobre todo, con el programa Ezagutu Barakaldo, por el que todos los miércoles, escolares se montan en el gasolino para dar una clase práctica de historia por la ría.

En los últimos años, este medio de transporte ha sufrido turbulencias, en especial, en la época de pandemia. En la temporada reciente, los descuentos para utilizar el metro, el tren y el autobús le están haciendo daño. “Con las ayudas al transporte público, han bajado un montón los viajeros: me han quitado más de cien personas al día… Así no podemos seguir”, suspira Óscar. Antes de esta medida gubernamental, el gasolino tenía una media de 350 usuarios al día. Cuando el tiempo es bueno, el número sube y cuando llueve, al contrario. El perfil habitual es el del trabajador que vive en la parte de abajo de Barakaldo y necesita ir en metro a algún municipio de Eskuinaldea o Uribe Kosta. En lugar de subir hasta la parada del centro de la localidad y luego hacer transbordo en San Ignacio, cruza a Erandio en gasolino y coge allí ya el metro de la línea 1. Con estos desplazamientos habituales y las otras iniciativas puntuales –alquiler del bote para fiestas o reuniones, visitas guiadas, desplazamientos para ver los fuegos artificiales en Aste Nagusia y el programa Ezagutu Barakaldo– el gasolino podía ir tirando… Sin embargo, con la reducción de los usuarios y el precio del gasoil que ha estado “por las nubes”, como ilustra Óscar “está muy complicado seguir”, lamenta. “Con los viajes diarios no saco para las nóminas ni el gasoil”, asegura. La empresa tiene en la actualidad tres trabajadores. Cada trayecto cuesta 1,20 euros.

El proyecto educativo barakaldarra es el que está más asentado. “Salimos los miércoles durante una hora y les van hablando de la construcción del puente de Rontegi, de los cargaderos de la Orconera, de la franco-belga, la Naval, Vicinay…”, apunta Óscar. El Consistorio erandioztarra, mientras tanto, ha organizado visitas guiadas desde 2021. Todas las ediciones han tenido buena acogida y la intención es repetirlas este año, desde Semana Santa, y aumentar el número. “El año pasado, fueron ocho visitas y vamos a subir hasta quince, como mínimo. Además, seguramente como suelen tener más éxito las que van a Bilbao en lugar de hasta El Abra, igual hacemos más en ese sentido”, comenta el concejal de Turismo, Jorge González. Como el propio edil reconoce, estos próximos días le trasladarán la propuesta al propietario, que tendrá que valorarla para “ver si podemos seguir, porque está difícil”, insiste el responsable del gasolino. Otra idea del Ayuntamiento de Erandio es “poner un panel informativo sobre su historia; estamos a la espera de recibir el presupuesto, pero seguramente lo coloquemos en el embarcadero. Fue una idea de un partido de la oposición”, señala el edil.

El dueño del gasolino –desde hace 30 años– sostiene que se puede ayudar a este símbolo del patrimonio “de dos maneras”; primero, “incentivando viajes con colegios, personas jubiladas y con todos los grupos que sea…”. Y, después, con subvenciones económicas: “Se puede hacer una pequeña aportación porque el mantenimiento de las embarcaciones es brutal: son tres de madera de 12,20 metros”, precisa Óscar.