Cuando el rancho era inaccesible, buenas eran unas latas de conserva para seguir combatiendo. Cualquier alimento se convertía en un bien preciado durante la Guerra Civil y más aún este tipo de alimentos para subsistir en época de conflicto, todo un artículo de lujo. Así se desprende del último estudio realizado por Edestiaurre Arkeologia Elkartea en los restos del Cinturón de Hierro en Gamiz-Fika

Los restos de los recipientes, como congelados en el tiempo.

Hace cuatro años comenzó el proyecto de intervención y consolidación que todavía hoy en día continúa en los restos del sistema de fortificaciones defensivas de la localidad, a escasos metros de donde se rompió el Cinturón el 12 de junio de 1937. Un proyecto de recuperación del patrimonio histórico impulsado por el Ayuntamiento de Gamiz-Fika, Orbela, Gogora y que llevó a cabo Edestiaurre Arkeologia Elkartea. En concreto, durante esa primera campaña se promovió la prospección del asentamiento de Loba, un enclave en el que se descubrieron asentamientos de ametralladora, refugios, etc. Sin embargo, según los responsables del proyecto, se trataba de un puesto de abastecimiento mando para otros puntos de defensa ubicados en la zona de Gamizmendi que se quedó “a medio hacer” debido a la premura y el acoso del ejército franquista. Este yacimiento formado por diferentes elementos no participó de forma activa en la contienda, sino que fue abandonado antes de entrar en conflicto. Por este motivo, no se encontró material bélico más allá de “cuatro cartuchos para fusiles”, exponen. Sin embargo, sí que se hallaron detalles que permiten conocer hoy en día cómo fueron aquellos fatídicos momentos en los que se cernía la caída del sistema de fortificaciones y, por ende, de la capital Bilbao, cuya principal misión era salvaguardar. Sobre todo, ofrece una visión de cómo era la vida cerca del frente y, especialmente, aspectos cotidianos como la alimentación de los soldados. 

En este sentido, el primer enclave que se excavó fue el catalogado como GAMF04, y en él se localizaron interesantes aspectos para los investigadores, como una inscripción ANV 1937, así como dos grafitos en las paredes de hormigón del polvorín. Después se llevó a cabo la prospección del enclave GAMF05, más próximo a la carretera, que estaba en peores condiciones de conservación y que apenas disponía de superficies hormigonadas. “En este asentamiento, en el distribuidor de entrada del polvorín, encontramos latas de conserva con sus llaves de apertura, trozos de vidrio de botellas, etc.”, relata Iñaki Libano, presidente de Edestiaurre.  

Precisamente, la minuciosa labor de excavación desarrollada a la hora de extraer estas latas de conserva ha sido reconocida ahora a nivel arqueológico en los cuadernos del Arkeologi en su número 10. “Estaban en muy malas condiciones y las extrajimos en matriz, es decir, en un bloque con la arcilla donde estaban depositadas porque estaban muy oxidadas y había riesgo de dañarlas. Las llevamos al Arkeologi Museoa y Laura, su restauradora, llevó a cabo un excelente trabajo de recuperación”, apunta Libano. 

En concreto, según relata, se trata de unos objetos “únicos en el Cinturón de Hierro”. Latas de atún, todo un “artículo de lujo en la época”, matiza, y que contenían un texto en castellano y francés, “probablemente porque en algún momento estos productos enlatados se exportaron de Santoña o Santander a Francia”, señala. Su recuperación ha permitido hacerse una idea de cómo era la vida en el frente, las dificultades para comer debido al avance enemigo, las prisas y las condiciones tan cambiantes de la contienda. “Posiblemente ante el avance del enemigo, ingerían este tipo de alimento enlatado para transportarlo sobre la marcha o abastecer a los compañeros que estaban en el frente y que no podían optar al típico rancho”, indica Libano. 

Por último, fruto de esta labor investigadora y de recuperación del patrimonio, las latas de conserva han formado parte de varias exposiciones, tanto en el Arkeologi Museoa de Bilbao como en el Museo Oiasso de Irun.

Datos

Descripción

Pescado. Latas de conserva de pescado de formas ovalada y cuadrada con su llave de apertura que conservan restos de litografía identificativa exterior con la imagen de un atún en color rojo/dorado.

Polvorín

Loba. Fueron recuperadas durante las tareas de prospección y sondeos arqueológicos realizadas en el asentamiento de ametralladora con polvorín de Loba. Esta estructura no participó de manera activa en la contienda, sino que fue abandonada antes de entrar en conflicto por la cercanía del ejército franquista.

Cronología

1936-1937. Las latas se elaboraron a base de hojalata y aluminio. Fueron halladas en el Cinturón de Hierro que trató de proteger Bilbao a la altura de Gamiz-Fika, en el asentamiento de Loba, en 2018. Las llevaron al Arkeologi Museoa, donde se procedió a su restauración. Se trata de unos objetos “únicos” en la fortificación, un verdadero “artículo de lujo” en época de privaciones por la contienda.