“Existe un documento bastante importante para Balmaseda que nos aporta información”, de ahí que Javier Etxebarria se haya establecido precisamente 1487 como referencia para recrear el aspecto de la villa en la segunda mitad del siglo XV. Mañana a las 19.00 horas dará a conocer en el Klaret Antzokia el resultado de este proyecto en el que lleva inmerso “desde 2015” y que completará con la puesta en marcha inmediatamente después de la charla de la página web www.balmaseda1487.com.

“Me parece importante matizar que recreación no equivale a reconstrucción”, puntualiza sobre la labor que ha realizado “con un programa de ordenador que he aprendido a manejar” y que ofrece una aproximación estéticamente “muy realista gracias a las potencialidades del software utilizado”. Comenzó solo y “desde el principio” tuvo claro “que había dar una dirección determinada al proyecto, entonces aparecieron más personas” colaboradoras que también intervendrán en la charla. Detallarán “en qué consiste, cómo se ha gestado y los pasos que daremos a partir de ahora”.

La web constituirá el primero. Una herramienta “muy visual” para aproximarse a Balmaseda en esa época. Pese a las referencias documentales que dan pistas sobre cómo pudo ser el aspecto del casco histórico, “no vamos a vender la verdad absoluta porque no disponemos de ella”. “Estamos ante un salto de 500 años y es imposible sacar una foto fija de entonces, nadie puede hacerlo”, insiste. Es decir, “Balmaseda podría ser algo parecido a esto, pero quedan vacíos y silencios que completar” recurriendo “a la imaginación o buscando paralelismos históricos basándonos en otras zonas en la misma época”. En aquellos años previos al descubrimiento de América la expulsión de los judíos de Balmaseda convulsionó la villa, un episodio que se ha recordado en las representaciones populares del mercado medieval.

Hallazgos recientes

Desde que Javier Etxebarria se sentó al frente del ordenador para trazar las primeras líneas, “los objetivos han ido creciendo a medida que avanzábamos”, enriquecidos con nuevos hallazgos, como las excavaciones en el Cerro del Castillo que han desvelado restos que se remontan al siglo X. Además, “estos años han salido publicaciones que han sacado a la luz documentos inéditos y nos está viniendo muy bien para presentar una información bastante actualizada sobre la versión que Balmaseda pudo tener en esos años”.

Una de las pocas cosas positivas a extraer del confinamiento es el tiempo que proporcionó para profundizar en investigaciones cuyos frutos se van conociendo en los últimos tiempos. Sin olvidar el drama que se vivía en los hospitales y la incertidumbre por la evolución del coronavirus, esos meses “me vinieron bien en el sentido de que dispuse de más tiempo para aprender y formarme en el manejo de un programa de ordenador de cierta complejidad que no me esperaba emplear nunca porque me dedico a otros temas. He estudiado Derecho Laboral, Relaciones Laborales y máster en Recursos Humanos y trabajo de eso”. Desde fuera quizás “llama un poco la atención” que se sumergiera en ese mundo. En mitad de la pandemia “realicé cursos de formación de este programa, adquirí un nivel importante” y abrió una ventana hacia el pasado de Balmaseda.