Fue un 15 de enero de 2004 cuando Claret Sozial Fondoa comenzó a andar. En estos 18 años de trayectoria se ha mantenido inamovible de su objetivo fundacional: "promover la igualdad de oportunidades de todas las personas en desventaja social y ayudarles en la cobertura de sus necesidades básicas". A todo ello, se suma el apoyo para desarrollar sus "potencialidades" y el respaldo a la integración en la sociedad, apostando por favorecer un entorno laboral con posibilidades. "Empezamos a trabajar por la llegada de inmigrantes. En los primeros 10 años les ayudábamos a cancelar las deudas en sus países de origen y después la gente nos iba devolviendo el dinero", rememora Bernat Baltza, uno de los responsables de Claret Sozial Fondoa.

Sin embargo, la crisis económica de 2008 frenó su trabajo y apostaron por un "proyecto más amplio, más ambicioso", que tenía como punto de encuentro su edificio en la plaza Corazón de María. "Quisimos poner en marcha una iniciativa en la que sacáramos de la calle a la gente y la lleváramos al mercado laboral", apunta Baltza quien asegura que con este proyecto, que se inició en 2015 y tuvo un coste de remodelación de su edificio "de cinco millones de euros", se "ha intentado poner en valor la cartera de servicios del País Vasco".

Su edificio de la plaza Corazón de María de Bilbao es el hogar en el que acogen a decenas de personas que necesitan los recursos que ofrecen. "Gestionamos un albergue para 30 personas con la colaboración del Ayuntamiento de Bilbao, en la tercera planta hay un piso tutelado para familias desahuciadas hasta que se organiza la familia y en la cuarta planta realizamos un programa para solicitantes de asilo o refugio que acoge a 20 personas", desgrana Baltza, quien pone el foco en la formación como la vía para reintegrarse en la sociedad. "En la segunda y en la quinta planta se imparte certificados de profesionalidad en colaboración con Lanbide. Los que más se imparten son los relacionados con la limpieza y con lo sociosanitario porque son los que mayor salida laboral ofrecen", subraya. En línea con la formación, en breve comenzará a funcionar una empresa de inserción. "Se trata de Ekoitzi, que en julio estará abierta. Se trata de un restaurante de carácter social en el que los puestos de trabajo son para personas vulnerables. Al inicio habrá un 40% del personal que será de inserción y el objetivo es que en 3 años sea el 75%", destaca.

"Necesitamos que la confianza que tenemos se siga manteniendo por parte de las instituciones", asegura Baltza sobre el futuro a la vez que reconoce que "están cambiando los colectivos". Por ello, se encuentran inmersos en el proyecto "a nivel europeo Social innovation" porque lo importante es que se "siga manteniendo" la apuesta de Claret Sozial Fondoa "con la mejora continua de las iniciativas, con nuevos métodos, técnicas y formación".