NTRAR este fin de semana al pabellón 2 del BEC es darse un pequeño chapuzón en la historia, en los recuerdos personales y familiares o, incluso, poner imagen a tiempos no vividos. Es lo que tiene pasearse entre antigüedades y eso es lo que garantiza la feria del Desembalaje, cita que vivirá hasta hoy su 45ª edición. Así, en la jornada de ayer desde primeras horas de la mañana se pudo ver un incesante goteo de personas que no quisieron perderse la ocasión de ver y adquirir alguna de las 70.000 piezas con más de 40 años de antigüedad que hay en los más de 120 puestos que dan color al Desembalaje.

El surtido de piezas que se pueden ver es amplísimo: armarios, coches en miniatura, máquinas de coser, muñecas, juguetes, monedas, billetes, aperos de labranza, piezas de coche... ¡¡Y hasta una placa municipal antigua de la Avenida Sabino Arana de Bilbao!! Esa placa atrajo muchas de las miradas de quienes ayer visitaron el Desembalaje y estaba expuesta en el puesto del cántabro Juan José Gutiérrez. “Muchas veces las piezas aparecen por sorpresa y éste es uno de esos casos. Hace poco vacíamos un piso aquí en Euskadi y era una de las cosas que había en esa casa. Quizá esa persona compró esta placa en alguna feria, incluso aquí y al fallecer pues el destino quiso que nos encargásemos nosotros de vaciar ese piso. Ha venido bastante gente preguntando por la placa y hasta ha venido un señor diciéndonos que vivió en esa calle”, explicó este expositor de Liendo que entre su amplísima variedad de piezas cuenta con diversas piezas de coche de hace justo un siglo.

Ver las piezas, poder tocarlas en algunos casos y escuchar las explicaciones de los expositores es lo que diferencia a ferias como el Desembalaje respecto a la frialdad de las fotos que se pueden encontrar en Internet. “Internet es el principal mercado, pero la gente, cada vez más, quiere ver in situ, tocar las piezas y comprobar que no se le está dando gato por liebre. Nuestro objetivo en esta feria, más allá de vender, es darnos a conocer y seguir creando contactos”, explica Juan José. A pocos metros de su puesto, Ángel Martín, un durangarra caminaba buscando unas lámparas para la habitación. “Estamos buscando unas lámparas para la habitación, de momento no hemos encontrado nada, pero nos está encantando, sobre todo, el ambiente. Había ganas de poder volver de alguna manera a la normalidad. Aquí tú ves las piezas, las tocas y ves que no te van a engañar”, señaló Ángel mientras proseguía la búsqueda de esas lámparas que diesen luz y personalidad a su habitación.

Entre quienes visitan el Desembalaje también hay muchos coleccionistas y entre los expositores que se dan cita hasta hoy en esta feria, hay algunos que son auténticas delicias para los coleccionistas. “Aquí en Euskadi hay muchísimo coleccionista. Humilde y no tan humilde. Ese gusto por el coleccionismo es lo que más nos gusta de esta feria, no nos gusta porque vendamos más o menos, sino porque ves gente de todo tipo haciendo colecciones”, explicó el coruñés Pablo Vázquez desde su puesto. Entre las muchas piezas que hay en su puesto, las que más llamaban la atención eran una coctelera y los relojes, unos clásicos que nunca fallan. “Los relojes del abuelo siguen llamando mucho la atención”, reconoció el expositor gallego. Él, al igual que los otros 119 expositores del Desembalaje estarán hoy hasta las 20.00 horas en el BEC mostrando antigüedades, una piezas clásicas con mucho tirón.

En la feria se pueden ver armarios, aperos de labranza, muñecas... ¡¡Y hasta una placa antigua de la Avenida Sabino Arana de Bilbao!!