Con “entre 1.100 y 1.200 horas de sol al año” estimadas en Euskadi, en Balmaseda “merecería la pena” ahorrar y optimizar el consumo instalando “placas solares” que generarían “retorno en doce o catorce años” con una vida útil de “en torno a treinta”. Así lo cree Jokin Castaños, socio del grupo cooperativo Goiener y así se lo trasladó a las personas asistentes a una charla en la kultur etxea convocada por el Ayuntamiento para explicar el funcionamiento de las comunidades energéticas y realizar una primera aproximación de cara a su posible implantación en la villa. Este nuevo paso sigue a la inclusión en el presupuesto municipal del proyecto de puesta en marcha de una oficina de transición ecológica.“Os habéis adelantado, normalmente el proceso suele ser al revés, comentó Castaños, natural de Galdames y por tanto conocedor de la realidad encartada. En el caso concreto de Balmaseda, apuntó que la protección del casco histórico se convertiría en un importante factor a contemplar, ya que la instalación de placas solares u otros elementos para obtener energía eléctrica estaría sujeta a las directrices del departamento de Patrimonio. “Habría que buscar otros edificios fuera” para que puedan abastecerse usuarios dentro de un radio de “500 metros cuadrados que contempla la ley y que estamos peleando por ampliar”. Incluso, el Consistorio “puede ceder cubiertas o instalaciones”.

Para conseguirlo propuso como fórmula más óptima “la cooperativa sin ánimo de lucro” en la que “un socio equivalga a un voto” dejando al margen a grandes empresas. Socios colaboradores, inversores y trabajadores pueden completar el organigrama.

Jokin Castaños definió las comunidades energéticas como “entidades de carácter jurídico integradas por personas y entidades públicas y privadas del entorno próximo con el fin de colaborar en una actividad relacionada con el sector a fin de prestar sus servicios a miembros de la comunidad local u otros beneficios socioeconómicos y ambientales”. Con esta plataforma los usuarios podrían acceder a recursos locales de energía renovable y otros servicios relacionados con la energía, combatir la pobreza energética, hacerse responsables del autoabastecimiento de las necesidades de energía individuales, invertir para ciudadanos y empresas, favorecer un modelo de economía sostenible o reinvertir en la propia comunidad.

Con la producción eficiente orientada al autoconsumo “individual o colectivo se produce un ahorro evidente” y si genera un excedente que no se va a utilizar “hasta cierto límite es posible compensarlo en la factura y si no venderlo a la red”. Además, “se puede acceder a subvenciones” por apostar por las fuentes renovables”.

Nacido en Gipuzkoa, el grupo Goiener, es una cooperativa que “desde 2018 cuenta con 15.000 socios y ha suscrito 20.000 contratos de energía eléctrica”.

“Merecería la pena instalar placas solares, que generarían retorno en doce o catorce años con vida útil de treinta”

“Estamos peleando por ampliar el radio de 500 metros cuadrados que permite la ley”

Grupo Goiener