Muchas veces olvidadas pese a su papel tractor en el desarrollo del sector primario de Bizkaia, la Casa de Juntas de Gernika cambió ayer su tradicional aspecto. Pasó de albergar a visitantes en su interior a acoger a una treintena de mujeres cuya vida está estrechamente ligada a la agricultura y la ganadería, y que han contribuido activamente al desarrollo de ambas actividades en el herrialde, en un merecido homenaje brindado por las Juntas Generales y la Diputación foral coincidiendo con el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Además del tributo a su ardua labor, la jornada también sirvió para reflexionar sobre una actividad en la que las mujeres han sido clave: desde el cuidado de sus propios hogares y sus familias, al arduo trabajo en el campo. "Nosotros también hacemos Bizkaia, aunque a veces estemos algo invisibilizadas", coincidieron. A la vista de las experiencias compartidas ayer, desde luego que así es.En el acto, que arrancó bajo los sones del txistu y un aurresku, participaron productoras llegadas de diversas comarcas de Bizkaia. También estuvieron presentes dos colectivos como Landa XXI y Saskia. No en vano, y a pesar de que el sector primario va perdiendo peso en la tarta del PIB del herrialde, las mujeres apenas tienen presencia en la gerencia de las empresas. Se mantienen en un segundo plano. Según los datos aportados por la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui Biteri, hay "más de 9.000 mujeres" presentes en el sector agrario vasco, pero la representatividad en los órganos de decisión de las asociaciones y organizaciones agrarias "es solo del 25%". Son datos de la fundación Hazi, dependiente del Gobierno vasco. Además, el trabajo "de tres de cada 10 mujeres" en el ámbito rural no se refleja en la titularidad de las explotaciones familiares, debido a que el trabajo productivo que realizan estas mujeres se considera "una ayuda familiar". Por eso, "actos como el de hoy son tan importantes para reconocer públicamente la inestimable contribución de las mujeres en el desarrollo del mundo rural y trabajar desde todos los ámbitos para cambiar estas cifras", manifestó. "Habéis estado presentes de generación en generación y sin vuestro esfuerzo diario no podríamos entender el sector en la actualidad", abundó la presidenta de las Juntas Generales.

Durante el acto, que contó con una foto de familia ante el Árbol de Gernika y una posterior charla en el interior, en la sala de la vidriera, también estuvo la diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural de la Diputación Foral de Bizkaia, Amaia Antxustegi Ziardia. Antxustegi reflejó la necesidad de "vislumbrar" la aportación femenina a las explotaciones vizcainas. "Trabajo, dedicación y compromiso son palabras que resumen vuestro trabajo, una labor todavía hoy poco reconocida".

"Vuestra entrega es total. Lo es a vuestra actividad en el medio rural, pero también al cuidado de las personas que componen vuestras estructuras familiares. Vuestro trabajo es un trabajo de dedicación absoluta que debemos reconocer y agradecer como sociedad", concluyó una responsable foral que aseguró que se han ido logrando "avances", unos pasos adelante ante los que "las instituciones vascas, entre ellas la Diputación Foral de Bizkaia, estarán para apoyaros. Tenemos un firme compromiso en la consecución de la igualdad en el medio rural", resumió.

Posteriormente, fueron las propias mujeres del medio rural quienes tomaron la palabra. Y lo hicieron para realizar una radiografía de la situación actual. De inicio, mediante palabras de la asociación Amalan, el colectivo de madres y tutoras de personas de gran dependencia. Una de sus representantes, Encarni García, relató la dificultad que entrañan "los cuidados en zonas rurales, pueblos dispersos en los que es difícil acceder a servicios especiales que necesitan nuestros seres queridos. Si ya de por sí a veces es difícil en zonas urbanas, aún lo es más en espacios rurales, en los que existen necesidades más específicas", manifestó.

Es por ello que desde Amalan quisieron alertar sobre la situación abierta, de "soledad". "Somos los ojos, los brazos, las piernas y la voz de nuestros seres queridos", afirmó gráficamente, "y es más que necesario dotar a esas zonas de los recursos necesarios". Es por ello, que llamaron a realizar "una reflexión".

"Hay que echar adelante"

Posteriormente, fue el turno de las trabajadoras del mundo rural, que pusieron voz a la situación del sector. Primero, por boca de Oneka Zaballa, de Landa XXI. Entidad con sede en Amorebieta y más de 20 años de trayectoria, su finalidad es apoyar la igualdad de las mujeres de las zonas rurales, su formación profesional, técnica, social y cultural. Zaballa adelantó que próximamente verá la luz un trabajo en forma de libro que "ponga cara a esas mujeres productoras, se valore su trabajo y sus testimonios". Y como pequeño adelanto, dos productoras del herrialde tomaron la palabra: Joana Lara, de Landa Karakolak, y Begoña Lumbreras, que desde hace un tiempo ya viene llevando las riendas del caserío Momoitio, en Berango.

Ambas reflejaron la dureza de un trabajo "que no te permite vacaciones", pero que como contrapartida les llena de "satisfacción". En el caso de Lara. "Empecé con 35 años", dijo, cuando se quedó en el paro y tuvo que dar un giro compernicano a su vida. Pasados unos años y con tremendo esfuerzo, su producción de caracoles ha ido viento en popa, "no sin dificultades". Retornada "a la vida de mi amama", ha podido "compatibilizar trabajo y vida familiar" a pesar de que "trabajamos en función de la naturaleza. Pero soy mi propia jefa, lo que me permite organizarme mis horas", ahonda. Esa es una ventaja, aunque desventajas "también las hay".

Por su parte, Lumbreras es una mujer que también dejó una zona urbana para sumarse de lleno al sector primario. "Mi marido es de caserío", puntualiza, pero las circunstancias hicieron que se integrara "poco a poco" en las labores de una huerta al lado de su casa. "Y tengo que reconocer que me picó el gusanillo". Ahora regenta una explotación familiar con 6.000 metros cuadrados de invernaderos dedicados a la producción de tomate y otras hortalizas, y más de 9.000 metros cuadrados al aire libre en Berango y Gatika. "Este trabajo es muy duro, pero es lo mejor que me ha podido pasar en mi vida", remata.

Para concluir la jornada, las participantes se enfrentaron a un intercambio de opiniones en el que identificaron las dificultades y los retos de un sector primario en el que, aunque sea poco a poco, las mujeres van recibiendo la consideración que merecen. Porque su trabajo también hace Bizkaia.

"Es un trabajo duro, sí. Pero ser agricultora es lo mejor que me ha podido pasar"

Productora del sector primario

"Animaría a cualquier mujer a ser productora. Pero tiene que tener vocación y currar mucho"

Productora del sector primario