IMÁGENES que circularon por las redes sociales han captado estos días a un buitre merodeando por Balmaseda y Zalla. Ayer lunes, otros dos se dejaron ver en Güeñes, aunque esta vez en su hábitat natural, junto a otras nueve aves rapaces tratadas en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Bizkaia ubicado en Gorliz para ser devueltas a la naturaleza. En el entorno del monte Eretza se liberó a cinco cernícalos, cuatro busardos ratoneros y los dos mencionados buitres: uno leonado y otro negro, especie que está catalogada como vulnerable.

En los 22 años de historia del centro “solo existen otras dos entradas de buitres negros: este, que ingresó de cría procedente de la zona de Markina, y otro de 2013, es raro verlos en Bizkaia”, desveló José Miguel Escribano, responsable técnico de las instalaciones de Gorliz. “Suelen moverse en solitario”, añadió. Al igual que otros ejemplares, los buitres liberados ayer lunes “llevan una anilla amarilla que se distingue desde lejos y hay observadores que suelen avisar cuando se los avista”.

“Intentamos soltarlos en el sitio donde fueron recogidos”, pero en este caso el punto geográfico no resulta tan determinante al tratarse de crías, explicó. Este año han recibido en las instalaciones de Gorliz hasta el 15 de septiembre a 1.091 animales, “casi el 70% de los cuales son aves”. A los aproximadamente la mitad que llegan ya fallecidos se les practican análisis “para comprobar su situación sanitaria”. Los demás, principalmente de poco tiempo de vida entregados por ser hallados lejos de sus nidos o que han sufrido traumatismos derivados de choques “contra ventanas, vallado o barreras artificiales o que se asustan por escuchar un disparo e impactan contra una rama, reciben cuidados “en la guardería forestal y se les realizan los tratamientos precisos, si hace falta también en incubadoras”.

La misión de los trabajadores en Gorliz consiste siempre en “devolverlos a la naturaleza”. Este año lo han logrado con 285 animales, lo que representa “el 62% de los que les han entregado vivos” en el centro de recuperación de fauna. Antes de dar el salto a la libertad deben superar diversas pruebas en voladeros “para cerciorarnos de que son capaces de alzar el vuelo” y también “se les alimenta con presas vivas” con el fin de estudiar si pueden cazar por sí mismos.

“Sin haber contado con esta atención, estas especies posiblemente no hubieran podido aguantar en el medio natural por sus propios medios”, indicó Roberto Cañón, subdirector general de Espacios Naturales del departamento de Sostenibilidad y Medio Natural de la Diputación Foral de Bizkaia, quien ensalzó “la profesionalidad de los trabajadores”. Y es que anualmente, desde que comenzó su andadura “se reincorpora a la naturaleza una media que supera los 350 ejemplares y 20.000 han sido tratados allí”.

Para las que alzaron el vuelo ayer lunes empieza una nueva etapa que aguardaban expectantes sobre todo los cernícalos. Las cajas con agujeros para que respiraran en las que las transportaron no dejaban de moverse esperando que las abrieran.

Las especiesCernícalosCinco.

Aves de presa diurnas y fáciles de ver, escogen el campo abierto y el matorral, y tienden a crear sus nidos en grietas de rocas o edificios y hasta en el suelo.

BusardosCuatro.

Abren en abanico su cola para facilitar el vuelo sostenido y sus alas son cortas y muy anchas. Se alimentan de aves o algún reptil.

BuitresDos.

El buitre leonado abarca una envergadura de 2,5 metros y pesa entre seis y nueve kilos, lo que le convierte en una de las aves más voluminosas de Europa. El primer puesto de esta clasificación se lo lleva el buitre negro, que ha estado al borde de la extinción.