La Paloma sigue sin levantar el vuelo. Los datos de noviembre facilitados el lunes por Aena, el gestor de los aeropuertos del Estado, apuntalan un escenario calamitoso para el aeropuerto bilbaino que, con la actual tendencia, no llegará a alcanzar los 1,7 millones de pasajeros cuando concluya este año. Una cifra irrisoria si la comparamos con 2019 de récord con 5,9 millones, que supuso la cifra más alta de usuarios de la historia en la terminal aérea.

El pasado noviembre la terminal de Loiu tan solo atendió a 40.877 pasajeros, lo que implicó algo más de un 90% de caída con respecto al mismo periodo del pasado año. Una cifra exigua que acompaña al número de aterrizajes y despegues que los controladores aéreos vigilaron, que no llegaron ni al millar, al quedarse en 972 operaciones, un descenso del 74,1%. La diferencia en el porcentaje de pérdidas de ambos parámetros sirve también para determinar los pocos asientos ocupados en los aviones con destino o salida desde Bilbao como consecuencia de la escasa movilidad.

En el acumulado de ejercicio los datos se maquillan un poco por la normalidad de los tres primeros meses del año y el pequeño repunte de verano, pero las cifras siguen siendo muy negativas. Así, a 30 de noviembre pasaron por la terminal 1.617.225 personas, un 70,6% menos que hasta el mismo día de 2019. En la operaciones aéreas el descenso es algo menor, casi un 60%, al haberse realizado hasta la misma fecha 19.331 aterrizajes y despegues.

Aunque Vueling, Volotea y Swiss Air han querido sacar un poco el morro y retomar rutas desde Bilbao a Londres-Gatwick, Ámsterdam, Granada y Zúrich en las próximas fiestas navideñas, el panorama sigue siendo desalentador.