Los hosteleros abrieron ayer tras más de un mes cerrados por la pandemia de covid-19. Lo han hecho con limitaciones de horario y aforo, entre la ilusión del reencuentro con su clientela y los nervios e incertidumbre por la evolución de la situación y la afección en sus negocios en una jornada en la que además se levantó la limitación perimetral entre municipios. Si hostelería es sinónimo de socialización, ayer Bizkaia retomó las relaciones sociales, pero lo hizo con prudencia.

Si a un tiempo desapacible le sumas el miedo a recaer en las escenas de la pasada desescalada que acabaron en un nuevo encierro, el resultado es una jornada como la de ayer en la que la gente retomó sus hábitos pero con cautela. También hay quien analiza este comportamiento en clave de cambio y justifica esta situación con nuevas formas de relacionarse y disfrutar del tiempo libre. Algunos lo llaman la europeización de la que tanto nos han hablado cuando se referían a la hora de cierre de la hostelería en los países vecinos, mucho más temprana que la nuestra y parecida a la que ahora se nos ha impuesto.

Sea por lo que fuera, después de más de un mes en el que la hostelería solo ha estado abierta ofreciendo cafés para llevar o comidas por encargo, ayer no hubo aglomeraciones. De ello están más que satisfechos los propios hosteleros que no quieren que un día amargue una campaña que se avecina, la de Navidad, que es importante para ellos. De hecho sus colegas de Gasteiz han decidido no abrir este fin de semana en el Casco Viejo para evitar que se produzcan avalanchas de gente ansiosa por salir y lo paguen caro.

Pero, incluso más allá del propio negocio, se trata de recuperar las relaciones sociales. “Es lo que está en juego con esta pandemia”, explica Bonifacio García, presidente de la asociación de hosteleros de Bizkaia y responsable del Café Lago en el Casco Viejo de Bilbao.

Durante la mañana “ha venido mucha gente y la clientela se ha volcado”, señala este profesional, que también ha evidenciado “los nervios” existentes entre el colectivo porque “nos jugamos mucho. No quisiéramos volver al escenario de antes y tener que cerrar”.

Lo que ha dejado patente esta situación es que los bares son mucho más que negocios, por eso ayer fue un día de reencuentros. “Estamos prácticamente trabajando todo el equipo y por eso es un día muy feliz”. Esta cuarentena a Boni y a otros tantos hosteleros les ha servido para darse cuenta de que los clientes son parte de su vida. “Unos son amigos y otros creíamos que eran solo clientes, pero al final les echas de menos si no vienen”.

Ayer trabajaron bien, pero sin agobios. “Yo creo que hemos bajado la intensidad y eso se nota. Al final nos hemos acostumbrado a salir menos”. Tanto es así que, según este hostelero, “la gente no ve mal retirarse a las ocho de la tarde. Después de un mes de confinamiento esta situación se acepta con ilusión”, opina en base a los comentarios que le han hecho sus clientes. Tampoco cree que aquí vaya a cuajar lo que ya se ha bautizado como el café torero.

Las restricciones no han sido acogidas por igual por todos los hosteleros. Influye el tipo del local y la zona. Muchos de los bares del Casco Viejo de Bilbao, se quejan de no poder hacer uso de más espacio para colocar mesas en el exterior, “el aforo en el interior del local no puede superar el 50% y si no tenemos espacio para terraza es muy duro mantener el negocio”. La queja de Iñaki está más que fundada porque el Sarkue, aún siendo un emblemático bar de las siete calles lo cierto es que su espacio exterior solo da para una mesa. Así que conseguir sentarte como lo hicieron ayer Javi y Nerea para disfrutar de sus tortitas de camarón se podría decir que es un lujo. Muchos de sus colegas, sin embargo, no han reabierto hoy. Algunos no lo han hecho por no verlo viable dadas las restricciones establecidas, hay quien ha optado por hacerlo en próximos días al no haber tenido tiempo suficiente para poner al día sus negocios.

El mercado de La Ribera

Menos gente que la semana pasada

La apertura de los locales de hostelería llegó de la mano de libre movilidad entre municipios lo que presuponía que mucha gente acudiría al mercado de La Ribera y a otros locales a hacer las compras previas a la Navidad. Tampoco se cumplieron las expectativas. Muchos de los comerciantes del tradicional mercado de abastos incluso confesaron que habían notado menos gente que la que tuvieron la pasada semana. “Puede que sea porque al abrir los bares la gente haya preferido ir a tomar algo que hacer compra, porque había muchas ganas de salir”, opinó César de uno de los puestos de carne de la plaza. Carlos, de pescados y marisco Pili y Txema, no tenía queja con la mañana. “Desde hace más de un mes la gente está haciendo sus compras para Navidad. Se llevan sobre todo rodaballos, lubina, langostinos... para congelar”. Sin queja con las ventas, pero confirmaba la afirmación de su compañero de puesto, “hoy el día está relajado”.

José Félix y Koldo del puesto de carne lechal y cabrío sí que notaron que había algo más de movimiento. “Menos de lo que pensábamos, pero sí ha habido más gente de otros municipios que se han acercado a comprar”. Muchos incluso lo hicieron por dar una vuelta, sin ánimo de adelantar ninguna compra navideña, como fue el caso de Ana y Juan, de Getxo, que se acercaron al mercado para salir un poco del pueblo después de un mes de cierre perimetral. Algo parecido le ocurrió a Berna que, aunque se confiesa consumidor de comercios locales, en su caso de Galdakao, se acercó a Bilbao para que su mujer pudiera rematar algunos regalos y de paso adquirir algunos productos especiales que encuentra en la plaza de abastos bilbaina. Eso sí, la zona de gastrobares de la plaza tuvo una buena entrada de clientela a la hora del aperitivo. Ayer se impuso la cordura y las reglas, según hosteleros y comerciantes, se cumplieron.

“Hemos bajado la intensidad y eso se nota, nos estamos acostumbrando a salir menos”

Café Lago

“Con un aforo interior del 50% y un espacio exterior de solo una mesa lo tengo difícil”

Sarkue

“Estamos trabajando bien, pero no hemos notado más gente que el pasado sábado pese a levantarse los límites”

Pescados y Mariscos (La Ribera)

“He aprovechado para venir con mi mujer a comprar algún producto que no hay en mi pueblo”

Vecino de Galdakao

Un tiempo desapacible y el miedo a que suban los contagios supone que los vizcainos actúen con cautela y eviten aglomeraciones

Los hosteleros se congratulan del respeto de las normas por parte de los clientes para asegurar la apertura de locales