El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, ha admitido que adoptar las últimas restricciones para tratar de frenar la expansión del virus y que implican el cierre de la hostelería "ha sido una decisión muy dura y dolorosa", aunque confía en que "la dureza de la medida que hoy se toma, se convierta en la supervivencia del mañana". Además, ha afirmado que ahora toca a las administraciones públicas diseñar "conjuntamente" medidas para paliar la "situación tan complicada" que vive el sector de la hostelería.

Durante la presentación del proyecto de presupuestos, el primer edil de la capital vizcaina reconoció que la decisión de decretar el cierre de la hostelería en Euskadi "no ha resultado nada fácil y nos ha costado adoptarla. Sabemos que es una decisión drástica y que tiene un perjuicio extraordinario en el sector de la hostelería. Vivo en mi propia casa la situación".

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'Persianazo' a la hostelería

Sin embargo, y a la vista de los informes sanitarios y epidemiológicos que se pusieron sobre la mesa en la reunión de ayer del comité asesor del LABI, "era muy difícil escaparse de esa situación". El alcalde ha recordado que el riesgo sanitario, con una transmisión del virus ya comunitaria, es "muy importante" actualmente, y sigue creciendo. "Estamos hablando de una tensión hospitalaria en la que hoy seguramente estaremos por encima de las 111 camas UCI ocupadas por personas enfermas de covid. Y llevamos varios días con más de 70 personas -76 en concreto ayer- ingresadas en hospitales, que dentro de unos días se van a transformar en nuevas camas UCI ocupadas", ha enumerado.

Asimismo, Aburto ha advertido de que "el problema no está en la hostelería como actividad económica", sino el comportamiento de los ciudadanos cuando acuden a un bar o un restaurante. "Relajamos las medidas; en una comida nos quitamos las mascarillas y estamos dos o tres horas de charla, en las que los aerosoles funcionan constantemente en un sentido y en otro", ha advertido.

Por ello, confía en que "la dureza de la medida que hoy hemos tomado se convierta en la supervivencia del mañana". En este sentido, citó el caso de Catalunya, que cerró la hostelería hace casi un mes "y está consiguiendo bajar la curva. Ojalá eso ocurra aquí también y más pronto que tarde podamos mirar hacia atrás y ver esto como un mal sueño".

Una vez adoptadas las restricciones, el alcalde ha señalado que ahora les toca a las administraciones -Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos- "diseñar conjuntamente medidas para paliar una situación tan complicada, de tan dificultad, que vive el sector de la hostelería".

Preguntado por si la decisión se tomó por unanimidad entre todas las partes representadas en el LABI o hubo voces discrepantes, señaló que "si estuvimos reunidos durante dos horas y media fue porque intentamos tomar la decisión teniendo encima de la mesa todas las opiniones. Y se adoptó con el compromiso de todas las instituciones de llevarla adelante. Creo que la decisión fue absolutamente unánime, aunque por supuesto que se planteó si no se podría hacer otra cosa. Pero desde el punto de vista de la salud se nos ponía encima de la mesa una situación enormemente complicada".