Satisfechos con el aumento de voluntarios en tiempos de dificultades como los actuales, el Banco de Alimentos de Bizkaia (BAB) se congratula del gran reconocimiento obtenido a lo largo de su andadura y afronta día a día retos como el relevo generacional y poder seguir haciendo frente a las acuciantes necesidades de las personas en riesgo de exclusión, según expresa su vicepresidente.

¿Cuál es el balance de estos 25 años del Banco de Alimentos de Bizkaia?

-Si consideramos que el primer año se repartieron 30.000 kilos de alimentos y actualmente repartimos 4.000.000 de kilos, el aumento de actividad ha sido impresionante. Los primeros voluntarios tuvieron mucha fe en el proyecto y mucha ilusión porque empezaron sin medios y, sin embargo, dejaron una institución prestigiada y organizada como una gran empresa solidaria reconocida en Bizkaia que lleva a cabo una acción solidaria desinteresada no solo en el campo de la solidaridad sino también en el de la inclusión y la lucha contra el despilfarro.

¿Guardan algún recuerdo especial de esta andadura?

-Hemos tenido el privilegio de tratar y trabajar con los dos fundadores del BAB, Enrique García Lapeña y Manuel Herrero, que hasta 2018, año en que fallecieron, nos ayudaron con su trabajo y su asesoramiento. Actuando siempre con una elegancia y discreción impresionantes. Además, a lo largo de estos años es ya muy importante el número de personas que han dedicado en el BAB su tiempo y su trabajo desinteresado a favor de los necesitados de Bizkaia.

¿Cuánto ha crecido la entidad desde sus inicios? ¿Cómo ha evolucionado?

-Si tenemos en cuenta que en los primeros tiempos tenían que utilizar una silla de despacho con ruedas para mover las cajas, al momento actual que contamos con dos pabellones en Basauri más otro almacén que nos cede Mercabilbao para el reparto de frutas y verduras, siete furgonetas y transpaletas y carretillas mecánicas, la evolución ha sido extraordinaria. Hay que tener en cuenta también que todos somos voluntarios y nadie cobra por el trabajo que hace.

El 25 aniversario del Banco de Alimentos ha venido enmarcado en la pandemia mundial del coronavirus. ¿Cómo han actuado en esta situación para capear el hambre en nuestro territorio?

-Por desgracia, desde que estoy en el BAB hemos sufrido dos crisis muy importantes, la de 2008, de la que empezábamos a salir, y la actual, que no ha hecho más que empezar, porque después de la sanitaria está llegando la económica. Como dato, de marzo a mayo, la demanda de ayuda ha subido un 29%. En números, el 1 de marzo se atendieron 25.155 personas, de las que 5.484 eran menores, y el 15 de mayo se atendieron 32.390 personas, de las que 6.882 son menores.

¿Ha aflorado la solidaridad ante las necesidades provocadas por esta crisis sanitaria?

-Se ha producido un estallido de solidaridad tanto desde las empresas que han llevado a cabo todo tipo de acciones de recogida de alimentos o de entrega de donativos, como de fundaciones, de particulares que hacen donaciones por medio de la página web y por Bizum, asociaciones culturales o deportivas, ayuntamientos, Gobierno, Diputación, etc.

¿Se ha dejado ver la fuerza del voluntariado en estos momentos?

-Sin duda, de hecho hemos podido seguir llevando a cabo nuestro trabajo gracias a que muchos jóvenes se han presentado de voluntarios para sustituir a los que por edad son personas de riesgo.

¿Aprecian un agravamiento de las situaciones de vulnerabilidad en la sociedad vizcaina?

-Evidentemente, de hecho, los trabajadores sociales de los ayuntamientos no dan abasto para derivar a las instituciones de reparto todas las altas de personas que solicitan ayuda.

En este contexto, ¿el Banco de Alimentos es ahora más necesario que nunca?

-A nosotros nos gustaría no ser necesarios y desaparecer, pero por desgracia, actualmente somos más necesarios que nunca porque aunque sabemos que no solucionamos el problema, solucionamos la urgencia para que las personas puedan comer hasta la solución de la crisis y con su trabajo todos aquellos que ahora no tienen ingresos puedan sostenerse por su cuenta

¿Cuál es su próximo reto, aparte de su papel en la crisis provocada por el covid-19?

-En este momento responder a las necesidades derivadas de la pandemia, después volveremos a plantearnos todos los retos de mejora que habíamos planteado en la reunión de objetivos y que han quedado reflejados en la Memoria de 2019

¿Considera que está reconocida lo suficiente la labor del Banco de Alimentos?

-Sin duda, el reconocimiento a los Bancos de Alimentos es total, podemos considerar un antes y un después. Ha sido definitivo el premio Príncipe de Asturias a la Concordia de 2012 y después la eficaz y desinteresada labor que han desarrollado todos los Bancos de Alimentos. En particular el de Bizkaia cuenta con el reconocimiento a todos los niveles, reflejado en la confianza que todo tipo de personas e instituciones prestan a nuestras iniciativas y a los reconocimientos que nos llegan desde todos los ámbitos de la sociedad. Sirva como ejemplo el Premio Periodismo Vasco 2019 a Personaje o Institución Social concedido por la Asociación Vasca de Periodistas y el Colegio Vasco de Periodistas.

¿Cuáles son sus principales dificultades?

-Las dificultades son las propias de toda institución, por ejemplo el relevo generacional. Hace falta que personas jóvenes se incorporen al BAB, aunque en estos momentos de crisis hemos visto el aluvión de personas que nos han llamado para ofrecerse a colaborar en nuestra tarea. Otro reto importante es poder seguir haciendo frente a las cada vez más acuciantes necesidades de las personas en riesgo de exclusión y un tema que nos ocupa de forma relevante es conseguir unos repartos más humanos con ausencia de colas a la hora de recoger los alimentos. Queremos ampliar el modelo de centros de reparto que hemos empezado en unión con Cruz Roja y apoyo económico de BBK, Ayuntamiento de Bilbao y Diputación Foral de Bizkaia, que está teniendo un gran éxito y que deseamos extender a toda Bizkaia.