La gran evolución urbanística que ha protagonizado Bilbao va cumpliendo años como se observa en este repaso de celebraciones que tendrán lugar durante este orondo 2020, un ejercicio donde se recordarán grandes hitos del transporte como el metro o la nueva terminal aérea en Loiu y recuerdos más alejados como el fallido circuito urbano de coches de carrera o el elegante puente de Miraflores.

El transporte que ha marcado la metrópoli

Es sin duda la gran efemérides del año. Un cuarto de siglo de actividad del metro de Bilbao que arrancó el 11 del 11 a las 11 y ha supuesto un antes y un después para la movilidad de toda la metrópoli rompiendo incluso las barreras sociales al conectar ambas márgenes de la ría. Un transporte puntero que, además de exportar su experiencia fuera del país, cuenta con una aceptación por parte de sus usuarios que va mucho más allá de mantener limpias sus estaciones o cuidar sus convoys. Conscientes de su importancia como columna vertebral del transporte público de la comarca, Metro Bilbao y la Diputación han previsto a lo largo de este año varias iniciativas para celebrar el cumpleaños más especial del suburbano.

A punto de saturarse con su crecimiento constante

Es el otro gran aniversario en cuanto a transportes se refiere. El próximo 19 de noviembre se recordará la apertura de la nueva terminal aérea diseñada por el polémico arquitecto Santiago Calatrava que ejecutó un edificio bellísimo pero nada funcional. No hay más que leer el listado de intervenciones ejecutadas a posteriori para que los millones de usuarios que cada ejercicio pasan por La Paloma tenga una experiencia agradable y eficaz. Viajeros que a lo largo de estas dos décadas han crecido tanto que ya la terminal se ha quedado pequeña. Su futura evolución pasa por la ampliación aunque sin horizonte concreto.

El espacio deportivo que la villa necesitaba

Con el estético pabellón ubicado en el nuevo barrio de Miribilla, la capital vizcaina se dotó de una vez por todas con el escenario deportivo que requería. Y no solo por ser la sede de los partidos del equipo de basket, su uso como espacio polivalente también supone un atractivo para que puedan llegar a Bilbao conciertos de música, pistas de patinaje o espectáculos multimedia. Es el primero de una larga serie de inauguraciones que protagonizó 2010.

La renovación de un espíritu tendero secular

La modernización de Bilbao no solo se ha basado en nuevos proyectos. La recuperación de viejos edificios y servicios es otro pilar básico como lo demuestra el nuevo mercado de La Ribera inaugurado hace una década. Una actualización de la que se benefician tenderos y consumidores, además de turistas y visitantes que acuden al edificio restaurado para alimentar los nuevos espacios gastronómicos y de restauración abiertos con la remodelación. Nuevos usos para viejas estructuras que avalan el cariño que toda villa tiene que tener por su historia más cercana y popular.

El soterramiento que liberó todo un barrio

Dentro de la erradicación de las vías férreas de la trama urbana, la de Feve a través de Basurto fue una de las más complicadas en ejecución pero de las más agradecidas por la cercanía de los vecinos. La nueva estación, que venía incluida en las obras de soterramiento, se abrió a los usuarios el 26 de enero y a finales de diciembre se entregaba al barrio todo el pasillo que antes ocupaban vías y convoyes de trenes convertido en un gran parque lineal muy usado desde entonces. Curiosamente en mayo próximo, una década después, se culminarán estos trabajos con la nueva reordenación del tráfico que se ejecuta delante del hospital y por encima de la estación ferroviaria.

El paso necesario a la isla de Zorrotzaurre

Es de las últimas aperturas de postín en la ciudad y ya va a cumplir cinco años. El puente Frank Gehry se construyó dentro del proyecto de la apertura del canal de Deusto y fue abierto curiosamente cuando todavía no fluía el agua debajo de su tablero. Eso sí, su apertura era necesaria para poder dar servicio a los vecinos de la entonces futura isla de Zorrotzaurre, una consideración geográfica que ya es un hecho tras la conclusión de los trabajos de apertura del cauce artificial. De sencillo diseño cuenta con 75 metros de longitud y 26 metros de ancho para albergar sendas aceras, un bidegorri y tres carriles para el tráfico. Es el primer puente iluminado íntegramente con tecnología led, que realza la bella línea de su estructura y permite hacer juegos de color debajo del tablero.

La conexión que ahorró muchos tráficos urbanos

Si el puente Gehry ha sido el último puente sobre la ría, el viaducto de Miraflores fue el primero en abrirse desde la apertura del Puente de la Salve en 1972. El esbelto paso aéreo sobre el barrio de La Peña apoyado sobre 28 columnas y un arco monumental de 50 metros de altura supuso un cambio radical para la movilidad en automóvil de Bilbao. Además de unir directamente la autopista con los barrios de Santutxu y Bolueta, evitó los largos trayectos que había que realizar por el centro de la villa para poder circular entre el norte y el sur de la villa. Su construcción también supuso un hito de la ingeniería y, finalmente, el año pasado se ha permitido el paso de peatones por su plataforma.

Mucho más que un gran espacio cívico en el centro

La Alhóndiga, el viejo almacén de vinos con más de un siglo de antigüedad, fue reconvertido en centro cultural de la mano de Philippe Starck tras una inversión de 75 millones de euros. El Ayuntamiento echó el resto para convertir el céntrico bloque en un contenedor tocado con la magia del diseñador francés. Un faro cultural y de actividades que acoge desde una piscina, pasando por varios cines, hasta llegar a una gran biblioteca y mediateka. Inaugurado por el alcalde Azkuna, tras su fallecimiento, su sucesor, Ibon Areso, bautizó el 10 de diciembre de 2014 el edificio como Azkuna Zentroa en homenaje a su figura.

La 'bombonera' se vistió para atender el siglo XXI

Ya hace una década que el viejo Teatro Campos se subió al carro del nuevo siglo para convertirse en un referente en cuanto a la programación artística de la villa. Las obras de recuperación del interior del edificio y su crecimiento con nuevos servicios ha supuesto que la popularmente conocida como bombonera mantenga el pulso de su actividad. Fueron cinco años de obras después de permanecer clausurado una década por la amenaza de ruina del edificio. La inesperada colaboración entre el Ayuntamiento y la Sociedad General de Autores permitió la recuperación del coqueto inmueble y su actual cartelera perenne de diferentes artes escénicas.

El fiasco en la carrera del Bilbao internacional

Podía haberse convertido en una más de esas actividades que atraen miles de visitantes a una ciudad y que, además, le ponen en el mapa internacional. La carrera por el circuito urbano de coches de Fórmula 3 que iba a celebrarse tres años seguidos al final solo se quedó en una edición. Fue una muestra de que Bilbao ya era capaz hace 15 años de organizar eventos de este tipo aunque, debido a la falta de apoyo político al equipo municipal de Iñaki Azkuna, no pudo seguir adelante. El esfuerzo de la ciudad fue muy importante para atender a los más de 30.000 visitantes que recibió. El recorrido de algo más de cuatro kilómetros supuso la instalación de 9.000 metros de muros de hormigón para la primera línea de protección, 72.000 metros lineales de cable de acero, 40.000 neumáticos o 4.600 mallas. Todo un dispositivo que quedó para la historia, algo, evidentemente a no celebrar.