Bilbao - Su corta edad no es obstáculo para que hayan compartido opiniones y abordado desde sus pupitres soluciones reales a problemas concretos a los que ellos -chicos y chicas con 12 y 13 años- deben hacer frente en su vida personal y escolar, muchas veces sin que las personas adultas de su entorno más cercano lo sepan siquiera. Cansados de esperar remedios, el alumnado de Primero A de ESO del Colegio Claret Askartza de Leioa ha diseñado y está poniendo en marcha un sistema para interceptar cualquier muestra de bullying en sus distintas dimensiones y apariencias: insultos, ninguneos, faltas de respeto?

“Nuestro proyecto surgió cuando vimos que había ciberbullying entre los chavales de nuestra edad y nos pusimos a pensar ideas para hacerle frente a este problema”, describen algunas de las chicas que, bajo la batuta y los consejos de la tutora Izaskun Gutiérrez, han tomado parte en el desarrollo de este plan que ya ha tenido sus primeros frutos. Y es que, además de cortar por lo sano ese tipo de conductas tóxicas, el proyecto Think será exportado hasta El Vaticano gracias a la iniciativa Design For Change.

Una delegación del Claret Askartza podrá hacer partícipe al Papa Francisco de los engranajes con forma de valores sociales que hacen funcionar ese sistema para tener a raya los comportamientos indeseables y dañinos. De momento, ya han extendido el espíritu de Think a los alumnos de Primero de ESO, en septiembre lo extenderán a todo el colegio y no descartan sugerírselo a otros centros escolares de la localidad. El funcionamiento es sencillo y quizás por eso resolutivo. Cuando alguien ve, a través de las redes sociales o de aplicaciones de mensajería instantánea, un mensaje no adecuado u ofensivo “subimos una foto” con el logotipo del proyecto Think para llamar la atención de la persona que lanza ese insulto o esa mofa.

“Así, la persona piensa que lo que ha hecho está mal. Lo importante es que se den cuenta y no lo repitan”, aciertan a decir desde el equipo del Claret Askartza que en noviembre se subirá a la llamada Caravana del cambio. Junto a una veintena de centros educativos del Estado sumarán sus voces e ideas por el cambio a las de otros chicos y chicas -4.000 aproximadamente- de un centenar de países. Será entre el 23 y el 30 de ese mes en una velada muy especial bajo el título ¡Yo puedo!.

“La educación está en evolución. Es un camino a recorrer donde cada etapa es importante. La educación es tuya, ¡evoluciónala!” subrayan a DEIA los promotores de Design For Change, un movimiento global sin ánimo de lucro presente en más de 65 países. Desde 2013, se ha formado a 1.650 educadores en una metodología propia inclusiva basada en el Design Thinking con la que han desarrollado 700 proyectos protagonizados por 28.400 niños, niñas y jóvenes.

El objetivo es conseguir “un cambio real en su mundo”, sumándose al reto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), insisten. El lema es Los niños, niñas y jóvenes no son el futuro, son el presente, y tenemos que escucharlos. Una vez en El Vaticano, se reunirán con el Papa para mostrarle cómo están cambiando el mundo con sus proyectos Design For Change sobre acción por el clima, consumo y producción sostenible, educación de calidad y reducción de las desigualdades, entre otros.

Educación, bienestar e igualdad Y es que, como ya dijera en 2017 el Papa Francisco, “la educación es el mejor servicio que se puede prestar a la sociedad, pues es la base de toda transformación de progreso, tanto personal como comunitario”. El caso del proyecto Think de Claret Askar-tza se centra en la educación de calidad (ODS 4) aunque sus efectos positivos se dejan sentir en otros como el de Salud y Bienestar (ODS 3), y los relacionados con la promoción de la igualdad, tanto de género como de oportunidades, por ejemplo.

“Se detectó que en sus grupos de WhatsApp las faltas de respeto eran constantes. Además, había compañeros que estaban sufriendo cierta marginación”, se detalla en la carta de presentación del proyecto. Entre las opciones puestas sobre la mesa, barajaron traer a personas expertas en abordar el tema del bullying para despertar conciencias y finalmente se quedaron con esa campaña viral en WhatsApp en la que los alumnos son los verdaderos protagonistas al entender que era la mejor manera de dar en el blanco.

“Los alumnos han sido capaces de reflexionar en torno a un problema muy serio y han sido capaces de darse cuenta de que para que los problemas se solucionen, sobre todo a nivel relacional, la iniciativa ha de partir de cada uno, desde la implicación personal, y la fuerza del grupo”, concluye la ficha descriptiva del proyecto Think.

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